Economía

El salario cayó tres meses seguidos y se acabó la recuperación de la era Milei

Los ingresos privados formales volvieron a bajar en abril, según cifras oficiales, y dejaron atrás el ciclo de recuperación de la segunda mitad de 2024. Los límites de la celebración del Gobierno.

Como debe ser, el gobierno de Javier Milei festejó con bombos y platillos la baja de la inflación, que por fin perforó el 2%. De lo que no habla es de una de sus contracaras: una nueva baja del salario real en abril por tercer mes consecutivo. Así, no solo queda definitivamente atrás el ciclo de aumento en los ingresos que abarcó a la segunda mitad de 2024, sino que además el salario promedio vuelve a estar por debajo del de noviembre de 2023.

No se trata de ningún informe privado, sino de los datos que aporta la propia Secretaría de Trabajo en su último informe del «Panorama mensual del trabajo registrado», sobre el empleo formal privado.

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Este relevamiento oficial muestra que, en marzo pasado, el salario real del sector privado registrado cayó un 2,5% intermensual (en una medición sin estacionalidad). Se trató de la segunda baja consecutiva, luego de un muy leve descenso previo en febrero, y de la mayor caída desde el de 11 puntos en diciembre de 2023.

De este modo, en el bimestre febrero-marzo se interrumpió el proceso de progresiva recuperación del salario real que, con algunos cambios de velocidades, había comenzado en abril de 2024, a la salida del peor momento del ajuste de shock mileísta.

Lo grave, además, es que este atraso salarial se produce en el marco de una destrucción neta del empleo formal, que cayó 0,1% en marzo, según el mismo informe. Un año atrás, el salario real subía en parte porque los primeros despedidos eran los menos calificados y de menor antigüedad, quedando un salario formal promedio más alto. Ahora, el panorama es mucho peor: de caída paralela en ambos indicadores.

Paritarias pisadas y nuevo ciclo de reducción salarial

Este nuevo panorama de baja salarial en el primer cuatrimestre del año es producto de más de un factor combinado. El principal es, por supuesto, la pauta de paritarias pisadas en un techo del 1% mensual, que el Gobierno comenzó a imponer en diciembre de 2024.

Aunque algunos gremios clave lograron romper ese techo, como la UOM o los aceiteros, esta pauta salarial quedó plasmada en la negativa de Trabajo a homologar la paritaria de Comercio, que abarca a más de 2 millones de trabajadores, por el pecado de haber arreglado un 5,4% de aumento distribuido en tres meses. Para los libertarios, los contratos entre terceros son libres cuando les conviene.

Probablemente, la especulación oficial era que la inflación acelerara su escala descendente y la actividad no se resintiera tanto. Pero ocurrió lo contrario. En marzo, durante la incertidumbre por la demora en la firma del acuerdo con el FMI, la suba de precios se disparó a 3,7%, y en abril cerró en 2,8%. Recién en mayo se logró perforar el piso del 2% para terminar en 1,5%. Como sea, la consecuencia es matemática: unos 5 puntos de atraso salarial en solo un trimestre.

«La reducción del salario real que se registró desde febrero no puede disociarse de los efectos de la corrida cambiaria que derivó en el acuerdo con el FMI. Una vez que se pinchó la burbuja financiera que se apalancó en los dólares del blanqueo, recrudeció la caída de reservas y las expectativas de devaluación, acelerando el nivel de precios del 2,2 en enero a 3,7% en marzo y 2,8% en abril. Esta dinámica no pudo ser acompañada en las paritarias en un contexto de represión salarial por parte del gobierno», lo resumió Pablo Manzanelli, coordinador del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de la CTA de los Trabajadores, especializado en evolución salarial.

JAVIER SLUCKI– EL DESTAPE

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