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Opinión

El regreso del Capitán VETO

Por Clara Bianco

Mauricio Macri tiene a punto la birome para firmar su primer veto como Presidente de la Nación. Y si bien hará su debut con la ley antidespidos, la práctica del veto no es nueva para el mandatario.

 

Por amplia mayoría, La Cámara de Diputados aprobó la ley de protección del empleo y ésta permitirá el debut del “veto” por parte del presidente Macri.

Todo parece indicar que los ingentes esfuerzos realizados por el oficialismo para trabar la aprobación de la ley que frena los despidos en el sector privado y público imponiendo entre otras medidas la doble indemnización, no tuvieron resultados positivos.

Tampoco los tuvieron los contoneos de Sergio Massa, quien luego de mostrarle los dientes al gobierno, buscó sacar rédito político con iniciativa propia y finalmente levantaron la mano a favor de la aprobada en el Senado.

Macri estuvo a cargo de la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires durante 8 años (dos períodos constitucionales). Además de ser el alcalde con más antigüedad desde la Autonomía, también ostenta el record de vetos quitando validez a leyes sancionadas por la Legislatura porteña, incluso las promovidas por su sector político, el PRO. Son 130 las leyes vetadas por Macri.

Lo llamativo del líder de Cambiemos, que asumió la presidencia con un discurso de irrestricto respeto a las instituciones, convocando al diálogo y el consenso, es que a la hora de respetar las decisiones del poder legislativo, esas premisas carecen de valor.

El primer veto del Capitán Macri fue en el año 2007 a la ley Nº 2.566: la misma creaba un laboratorio estatal de producción de medicamentos que proveería a los hospitales porteños, con especial énfasis en la fabricación de aquellos remedios que revistieran escaso interés comercial o que fueran imprescindibles para atender a los sectores más vulnerables.

Aunque las 130 leyes vetadas son de las más diversas, Macri tuvo idea fija sobre áreas como  comunicación social, vivienda, trabajo, defensa al consumidor, espacio público y derechos humanos. La protección de empresas recuperadas post crisis de 2001 y la declaración de emergencia habitacional que prohibía el desalojo de familias que vivían en propiedades del Estado; la ley que creaba un fondo para localizar y restituir a menores secuestrados y nacidos en cautiverio;  la creación de una dependencia contra la trata de personas; la regulación del procedimiento para llevar a cabo los abortos no punibles y hasta la colocación de semáforos para ciegos fueron normas vetadas.

Sensibilidad Cero

Niembro, Majul, Tamargo Vs. Asociación Síndrome de Down

En enero de 2012, Macri le bajó el pulgar a la ley 4094 que otorgaba un subsidio de 50 mil pesos a la Asociación de Síndrome de Down de la República Argentina. Los argumentos del entonces jefe de gobierno fueron “limitaciones presupuestarias y cuestiones “políticas”. El monto era insignificante para el presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires.

“El Organismo Fuera de Nivel Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las Personas con Discapacidad (COPIDIS) no dispone en su partida presupuestaria de los fondos necesarios para hacer frente al subsidio en cuestión”, manifiestó el decreto.

Sin embargo, para otorgar 21 millones de pesos a La Usina, empresa sin empleados, del relator deportivo y amigo personal Fernando Niembro, las arcas porteñas contaban con las partidas presupuestarias necesarias. La causa por estafa y lavado de dinero aún sigue su lento curso en la justicia porteña.

Igual criterio tuvo la gestión de Mauricio Macri para aprobar las contrataciones directas para eventos al militante y ex diputado del PRO Avelino Tamargo, que recibió en tres años 22 millones de pesos. El periodista Luis Majul tampoco se enteró de las “limitaciones presupuestarias” de su político amigo: recibió 14 millones en igual período.

El perfil de gestión del actual mandatario no ha variado. Ahora desde la presidencia irá por su primer veto anulando una ley que protege la estabilidad por 180 días de los trabajadores que aún conservan su empleo.

Un tiempo razonable, dicen los autores, para que las promesas del gobierno se hagan realidad: llegada de inversiones, generación de puestos de trabajo y reactivación de la economía. Sin embargo, el pronóstico que desde el mismo oficialismo está brindando está lejos de ese sueño que forma parte de la revolución de la alegría.

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