Por Kurt Winkels
El plan económico desarrollado por la administración Macri cumplió seis meses de rotundo éxito. Si, el libreto que le marca el círculo rojo, traducción al castellano de las corporaciones supranacionales, se cumple sin chistar por parte del ejecutivo.
Por eso al presidente le va bien, pero eso no significa que al pueblo le vaya en igual forma. La derecha siempre se traza objetivos antipopulares y los cumple con métodos eficientes donde la gente nunca es incluida.
Hoy el mundo empresarial a través de la reducción de salarios, despidos y descuentos en impuestos multiplicó sus ganancias como nunca ha soñado. La clase alta, alias oligarquía, vive la revolución de la alegría a pleno. Pero el presidente paga el costo político. Su imagen cae en forma cotidiana y la Clínica Olivos ya debutó en la atención presidencial.
Este proceso es muy similar al del 76´, parecido al de los 90´ e igual al del 55´. Recorriendo en forma rápida estos periodos podemos citar que en 1955 hubo inflación, recesión, bajos salarios, persecución ideológica y muerte. El decreto 4161 permitió la violencia y los fusilamientos tuvieron un solo objetivo, el pueblo.
Durante el proceso militar es archiconocida la matanza en sectores populares y universitarios. Militantes, artistas, humanistas, curas y monjas integraron la lista de desaparecidos de los amigos de Cecilia Pando y Elisa Carrió.
En la década del 90´ el proceso de ajuste comandado por Carlos Menem y teniendo como estrella del modelo a Domingo Cavallo permitió el achicamiento del estado, el empobrecimiento del país y muerte en cuotas de los más necesitados.
En estos seis meses hubo varios suicidios por despidos, muertes por stress -como el caso de la docente que se enteró que su sueldo era de 43 pesos y el presidente eludió la respuesta con un “te lo debo”. A medida que se consolide el proceso económico la muerte por desnutrición aumentará. Hoy hay un nuevo desnutrido cada 9 horas.
Entonces, con esta realidad y un futuro que es muy fácil de pronosticar y prever la pregunta al ejecutivo es: ¿Por qué siempre el pueblo pone los muertos?
Si hay una guerra, el pueblo integra la primera fila. Si hay una revolución son los primeros en caer. Si hay una tragedia natural también y si se implementa un proceso económico neoliberal son nuevamente los primeros en abandonar esta vida.
El Papa Francisco ataca en forma constante el capitalismo salvaje. El mismo que está de moda en su país. Por eso se entiende la escasa duración de la entrevista con Macri. El presidente de su país se asocia con sus enemigos naturales, la pobreza, el hambre y la desolación.
Los dirigentes, en su alcahuetería partidaria, deberían despojarse alguna de sus miserias y pensar en grande. Ayudar al presidente para que cambie el modelo que lo transforme en un plan que incluya a la gente y no que la tenga como víctima. Claro que si cambia deberá copiar a quienes denosta día a día, a aquellos que dejaron funcionando el país y optar por el camino de la grandeza. De esta manera, se abandonará un modelo donde la oligarquía vive a pleno la revolución de la alegría y el pueblo, nuevamente, pone los muertos.