
Los medios dominantes ya se acostumbraron a las frases altisonantes de políticos que tienen más rating que votos. Son invitados a programas para tratar de captar más televidentes sin importar el contenido. Por eso, uno suele preguntarse si Elisa Carrió es contratada por el grupo Clarín con cama adentro o si los líderes de la izquierda tienen más rating que bancas.
En el afán de figurar y lograr la mayor atención se puede escuchar al político con cara seria y enjuta decir cualquier cosa para lograr la polémica y la atención de la cámara dos, la que está en el centro.
También se hacen declaraciones sin sentido, desubicadas o fuera de lugar por el hecho de la máxima pertenencia al jefe del partido. Por lo general, los párrafos más insólitos de la política argentina se encuentran a la derecha de la pantalla, señora.
La aparición de la mujer en la política encontró su referencia en Evita. La oligarquía pintó paredes con la frase “viva el cáncer” cuando enfermó. También grafiteó el símbolo de Cristo vence, la V y la C con la llegada del golpe de estado de 1955. Sin embargo, con mas humildad, la abanderada de los pobres dijo alguna vez, “donde hay una necesidad, hay un derecho”.
La esposa de Perón, la de origen humilde, la que se desvivía y discutía con Perón por los descamisados, por sus grasitas dijo “más abominable aún que los imperialistas son los oligarcas que se entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad de los pueblos”. Esa era Evita, alguien con corazón pero sin preparación universitaria. Sin embargo, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal no se puso colorada cuando afirmó “nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la Universidad”.
Esa es la auténtica definición liberal. Con ideología, discriminación, odio y desesperanza, así es el macrismo. Para reforzar esta idea la esposa del presidente afirmó” junto bolsas con retazos que no me sirven y los regalo”, así habla la primera dama.
Una primera dama en serio era Eva Duarte, Evita que pasaba a la historia afirmando “ no hay nada que sea más fuerte que un pueblo. Lo único que se necesita es decidirlo a ser justo, libre y soberano”.
Esa es la diferencia ideológica, ese es el pensar en otro, eso es entender que la democracia debe servir al bienestar de los pueblos como reza una verdad de Perón y no ser funcional al patrimonio de esta oligarquía enquistada en el gobierno conduciendo un país con un estilo plutócrata. O sea, un gobierno de ricos para ricos.
El macrismo no otorga descanso a los medios. Son una sucesión de declaraciones vacías, sin contenido, discriminatorias e insultantes. Alguien que merecería pasar a la historia por su desubicación es la vicepresidenta Gabriela Michetti. Esta buena señora señaló “estoy en contra de la legalización del aborto. También en casos de violación porque podés dar al chico en adopción, no sé”.
Darle una calificación es subestimar al pueblo. El odio y la estupidez se mezclan para que la
vicepresidenta emita una declaración con escasa onda y una discriminación poderosa.
Pero no podemos olvidarnos de la diputada Carrió. La que más se enoja en la cámara, la de
peor humor, la misma que descalifica por izquierda y por derecha. Esa es Carrió, la que
engorda de tanto cinismo y desubicación.
“A la clase media le pido que de propina y changas”. La frase en principio era distinta. Elisa dijo
“no se olviden de las changas y de las coimas”. Luego se retractó, pero el lapsus lingue de la
coima la tiene mal, muy mal.
Verguenza ajena dá contestarle. Pero esta diputada que realiza el trabajo sucio para la
oligarquía, que comenzó su carrera en tiempos del proceso, que pasó por el alfonsinismo
tratando de destruirlo, que participó de la Alianza y ahora del macrismo es la misma que habla
de la pobreza , de las changas y de las propinas y le da 5 pesos a un mozo. Esa es Elisa Carrió.
Declara lo que declara porque su pensamiento se basa en la alegría de las minorías. No le
importa la tristeza de las mayorías que hoy sufren y mueren por su aliado presidente. Nada le
interesa salvo su banca y sus pocos votantes.
Evita era el pueblo, las mayorías, la alegría y el sufrimiento, era esa mujer que delante de una
multitud decía “sangra tanto el corazón del que pide, que hay que correr y dar, sin esperar”.





