Opinión

El peligro de equivocarse en las urnas.

Por  Margarita Pécora  –

Luego de los años de hegemonía neoliberal,  América Latina  ha experimentado nuevamente un “giro a la izquierda”. A pesar  de los golpes blandos contra  Correa, Evo Morales,  Dilma Roussef, Lugo, y contra la propia Cristina acá en la Argentina, víctima de lawfare , proscripción y amenazas   de condena judicial;  aun así,  los  gobiernos  de   estilo nacional   y popular    como el que aún mantiene la Argentina, tambaleante, por cierto,  han vuelto a ocupar el escenario.

La llegada al poder por parte de estos gobiernos, suscitó un conjunto de debates políticos y académicos en torno a las características de procesos de izquierda, progresistas, nacional-populares, así como en lo que respecta a las continuidades y rupturas con el modelo neoliberal del que todos dicen apartarse.

El paso por la Argentina del gobierno  macrista, neoliberal y antipopular, ha dejado una huella  lacerante, muy profunda en la economía, con la colosal deuda que contrajo  Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional,  a la que el gobierno del Frente de Todos que  encabeza  Alberto Fernández, no supo enfrentarse desde el primer momento,  negándose a asumirla, cuando se sabía  lo imposible de poder pagarla.

Hoy  se culpa  a la pandemia, a la guerra ruso-ucraniana, de la crisis económica que  atraviesa  el país,  pero  hay que reconocer que existe  espiral inflacionario alentado por los grupos económicos  que  tienen enorme poder  en el país,  y  parecen intocables, al menos   el actual Poder ejecutivo de la nación   no los ha presionado lo suficiente para  que   expresen solidaridad   con el  difícil momento económico que atraviesa el país, al contrario,   se   le ha visto al gobierno  moderar  el discurso   y aflojar   cuando  intentó   poner límites con una Ley  a los  más ricos y éstos se enojaron…

Así las cosas  no se puede  asegurar que  esté  gobernando el  país   un  genuino modelo   nacional y popular,  porque en  el fondo,   las figuras que  representan y ejercen   la hegemonía  neoliberal,   usan todo   su poder   para    seguir poniendo  palos en las ruedas  y no permitir, por ejemplo que avancen las  medidas  aunque sea tibias,  para regular precios, y ni qué hablar de sancionar  a las poderosas cadenas de supermercados  que tienen  sojuzgadas a miles de pequeños comerciantes  que son los que dan la cara a los consumidores  cuando se reclama por un precio por los alimentos, sobre todo, que  hoy sigue estando por las nubes.

Los movimientos sociales argentinos han demostrado una capacidad de resistencia, movilización y establecimiento en el espacio público de demandas, pero aún  no llegan a convertirse en fuerza política,  es más,  de acuerdo al  estado de incertidumbre  que genera  la inflación,  donde los  salarios  siempre quedan por detrás  absorbidos en la mayoría de los casos y los índices de pobreza  golpean,  se nota  una desorientación  en la actividad de los movimientos sociales, cuando salen a las calles y usted pregunta por qué el reclamo, y cada cual expone  algo distinto, aunque en el centro  esté el enojo por  el impacto de la crisis económica haciendo blanco en las familias.

El auge de los movimientos sociales ha sido una obra del kirchnerismo que supo articular a un conjunto de movimientos y agrupaciones, entre ellas  brillaba La Cámpora, de la que hoy poco se oye hablar, y  de allí extrajo parte de su potencia la cual inscribió en la tradición del peronismo.

Pero acá la pregunta: ¿dónde están  las voces  de ese peronismo que  supo enriquecer y engrosar sus filas  de millones de personas agradecidas por lo que consideró  los años más felices  que han vivido en este país, y que atribuyen a los gobiernos  kirchneristas de Néstor y Cristina?.

Hoy  cuando más amenazada está la Patria  de que  el neoliberalismo retome el poder,  e incluso  un nuevo elemento  anarco libertario, representado por  Javier Milei , que, aprovechando  el desconcierto de  las masas, el enojo por la inoperancia en el manejo de la crisis económica que dispara los precios y golpea el  bolsillo,   ha ido sumando   una parte  importantísima de la población  más joven del país, que  había ganado con méritos propios  el Kirchnerismo y  los había enamorado con la política.

Es hora de  que los verdaderos peronistas se reagrupen y pongan sobre la mesa el debate de estos y otros temas que están allanando el camino  al regreso de un modelo que sirve solo a los ricos  y pone de esclavos a los pobres. Si queda tiempo, y presumo que sí,  es hora  de  que, quienes se consideren verdaderos militantes del  movimiento  nacional y popular, salgan  por todos los medios  a su alcance, a dar la cara, a dialogar con la gente, a persuadir , explicar y alertar  de lo que puede pasar  si alguien, aunque esté  en todo su derecho, se  llegara a equivocar en las urnas y le entrega el voto  a sus  verdugos.

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