EL HOMBRE MEDIOCRE

Por Gabriel Russo.
Seguramente si escucha la frase ‘El Hombre Mediocre’ pensará rápidamente en el libro de José Ingenieros, no es mi caso. A mí me viene a la memoria Mauricio Macri que del autor ítalo-argentino nunca tendrá su inteligencia, pero si una palabra de su obra de mayor éxito, mediocre.
Pero no se llega a esta calificación porque uno no comparta sus escasas ideas políticas, sino por su imagen que transmite un mar de ignorancia con una inmensa playa ocupada por la mentira.
Sin ideales es inexplicable la evolución humana. Macri no posee ideal alguno porque tampoco tiene convicciones. Su ambición tiene un solo objetivo, el poder. Y la obtención de este sin importar el destino del otro.
Macri quiso ser Presidente para demostrarle al padre su valía. Para ello no importó la entrega de la Nación ni la cárcel de los inocentes. Solo le interesó el Sillón de Rivadavia. Pero no es tiempo de analizar el triunfo amarillo del 2015. Ya pasó, nada se puede hacer. Lo que importa es que un hombre sin conocimiento alguno sigue en carrera para desgracia de los argentinos.
Macri es solo imagen, sus seguidores también. José Ingenieros decía que ‘los políticos mediocres no viven de crear imagen positiva para su pueblo, sino que sencillamente viven de su imagen’.
A él no le importa decir cualquier cosa, mentir, ofender al rival. Solo le importa su imagen de líder de la derecha salvaje, de un cruel antiperonismo que solo es útil para su cuenta bancaria porque los habitantes de este país ubicado al sur de Bolivia solo retrocedieron en ese bienestar que había resurgido gracias al Peronismo de principios de este siglo.
Por otra parte, un sector del Peronismo comete el error de la nostalgia. Se detiene a explicar lo que hizo y no lo que ve. Mientras que la derecha promete con un engaño ferviente un paraíso que nunca se ha de alcanzar.
El filósofo y escritor José Ingenieros, que murió en 1925, explicó que ‘los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de donde vienen, los hombres geniales y pueblos fuertes solo necesitan saber a dónde van’. Con este concepto entendido ya se explica la enorme diferencia que existe entre un Guillermo Moreno y Cristina.
De todas maneras, el peligro hoy es Macri. El mediocre es el hijo de Franco, la estupidez en su máximo esplendor son los acólitos amarillos como ‘el Dipy’, Canosa y la banda de mercenarios que dicen ser periodistas. Contra ellos existe aquel que no es mediocre, que estudia, que trabaja y que se indigna cuando la caja boba replica a estos sicarios de la palabra.
‘Cada ser humano, -dijo Ingenieros-, es cómplice de su propio destino, miserable es el que malbarata su dignidad, esclavo el que se forja la cadena, ignorante el que desprecia la cultura, suicida el que vierte la cicuta en su propia copa’.
Hoy la enfermedad es la derecha. Aquellos que siguen al Intendente de Lugano pueden causar febrícula, o sea debemos prestar atención que no progrese la fiebre. Macri, Bullrich, Carrió y fanáticos seguidores son el virus que nos lleva a la muerte segura sino aplicamos una dosis adecuada de inteligencia, sabiduría y nacionalismo. ¿No le parece?




