
Cinco periodos históricos dividen la historia de la humanidad. No es tiempo hablar de la prehistoria, hoy vivimos la edad contemporánea, que a su vez encuentra divisiones que el sistema suele esquematizar por hallazgos o inventos.
Hoy para los astrólogos vivimos la era del acuario, para la ciencia la era mide 250 millones de años y la actual habría comenzado en 1827 con la revolución industrial y el invento de la locomotora.
A su vez podemos mencionar que en 1945 una subdivisión llamada era atómica o en los ’60 la revolución cibernética. Todo esto es muy subjetivo, pero si en concreto es que en el siglo XIX se comienza a transformar el planeta y hoy muestra signos de agotamiento. 1827 marca el inicio de la ultima era que debería finalizar en el 2050. En síntesis, nos encontramos en la finalización de una época y con ello los contrastes que vivimos y no podemos creer.
Sin tanta exactitud observamos que desde 1827 la ciencia colaboró con el ser humano. La locomotora, el auto, el avión, la heladera, la cocina, vitaminas, curas diferentes, televisión, cine y todo aquello que sirvió y sirve para el progreso humano. Aumentó el empleo, el consumo y la calidad de vida. La democracia se impuso mundialmente y la música puso color a décadas de crecimiento. La pintura, la literatura, el arte, el espíritu lograron un humano muy alejado de lo que es hoy.
Quizás la bomba atómica, las guerras mundiales y finalmente la revolución cibernética cambiaron el eje de vida de una humanidad más numerosa y menos bondadosa. El mal se volvió sempiterno y la mediocridad nos invadió.
Todo tiempo pasado fue anterior y mejor. Un adolescente en 1930 o en 1970 procuraba estudiar para mejorar, lograr un empleo, formar una familia y entendía al trabajo como una variable para llegar a la vejez dignamente. Todo cambió.
Hoy el adolescente posee un celular que le muestra todo aquello que desea, pero difícilmente lo logre si no es con el acompañamiento de una determinada droga. El trabajo fue reemplazado por el entretenimiento y la familia cayó en desgracia. Un acto revolucionario hoy en día sería casarse y tener hijos bajo un techo acompañados con un perro llamado Bobby. Sin embargo, se juntan dos personas de igual o distinto sexo, tienen un hijo de cuatro patas y solo consiguen bienes de cambio para el presente del indicativo. No conciben el futuro.
Hablamos de final de época. Los libros de historia nos indican que terminaba una edad con una guerra importante y reconfiguración del mapamundi, con inventos útiles para el humano y una forma de vida diferente. Está pasando. La tercera guerra mundial se lleva a cabo en cuotas. El sionismo conquista medio oriente y la Patagonia. El 90 por ciento de los alimentos procesados son cancerígenos y aquellos que descubrieron al cura del cáncer fueron asesinados. Androides reemplazan a humanos en su trabajo en Rusia, Japón y China. El auto volador ya existe. Marte está a un paso de ser conquistado. La industria farmacéutica sigue enfermando a la población. La cultura del trabajo feneció al igual que el arte. No se editan libros y para ser famoso hay que relatar la vida sexual.
La política está fragmentada y colonizada. El deporte vive festejando la nada. Los inventos originan desocupación y la inteligencia artificial suple a la ignorancia natural. En síntesis, estamos viviendo en vivo y directo el fin de una era. ¿No le parece?