La campaña de comunicación del proyecto Macri 2015 se basó en una documentación que le alcanzó la embajada norteamericana a Durán Barba. La misma, era una investigación realizada por el FBI que indicaba que la sociedad argentina promedio pensaba como un chico de 8 años, con lo cual la campaña debía ser planificada hacia ese estamento de la población. De ahí surgieron los globos, candidaturas carentes de intelectuales y un líder incapaz de enhebrar dos oraciones consecutivas.
Reflexionando sobre este prólogo uno puede analizar como en medio del caos político producido por los aportantes truchos estalla el Teatro donde se presenta un film en contra del gobierno y se realizan allanamientos a partir de una operación de inteligencia guionada en cuadernos Gloria.
Uno se pregunta si el jubilado que votó a Macri en el 2015 estaba enterado de la patria contratista, del paso de deuda hacia el estado de la familia Macri en épocas militares y de las causas penales por estafa y robo del actual presidente. Evidentemente no sabía nada o era tan corrupto como aquel que votaba. Pasó el tiempo y ese jubilado que confió en el espacio amarillo se vio perjudicado por el modelo neoliberal, pero lo votó otra vez. Bajo el lema “esos se robaron todo y estos por lo menos no roban” encontró la justificación para ser un traidor a la patria y quedar bien en las sobremesas, cada vez más escasas, que realizaba con amigos y familiares.
El modelo no conformó y los poderosos perjudicados expandieron la noticia de los aportantes truchos. En un país medianamente serio ya hubieran renunciado todos los implicados. Pero aquí, donde reside una sociedad empobrecida, corrupta y con doble moral mira para arriba esperando la próxima operación de inteligencia que será transmitida por TN con la cara hermafrodita de canoso y delgado periodista.
Finalmente los allanamientos tan deseados llegaron. La operación López se repitió. Otra vez un funcionario con chaleco y casco se vio en cadena, pero esta vez no hubo bolsos, esta vez fue el turno de los cuadernos Gloria.
Y el FBI tenía razón. Solo un infante puede creer que la coima, que nunca acusa recibo, esta vez está descripta como una maravillosa novela de Netflix por un chofer, en varios cuadernos, retenida por un periodista y exhibida en el momento oportuno. La estupidez en vivo y en directo con el aval de una cuestionada justicia y en la presencia del militante comunista Claudio Bonadío. El casco, el chaleco y la trampa suplió a una serie de aumentos en tarifas, naftas y alimentos que siguen empobreciendo a la sociedad, idiotas incluidos. El cuaderno que relató la coima con lujo de detalles reemplazó al cambio de fiscal en la causa por lavado de dinero, mal llamada aportantes truchos, que terminará en la nada.
Bonadío, que no declara ni patrimonio ni paga impuestos a las ganancias y aumentó exponencialmente su caja de ahorros, irá por Cristina Fernández. La gran Lula se producirá en la Argentina. Cristina al igual que Lula se impondrían hoy en elecciones democráticas. Macri, lejos de la consideración popular podría ser reelecto con una Cristina en prisión como Temer en Brasil. Perón en la década del 70 dijo que el imperio irá por nuestras riquezas y eso está ocurriendo.
En Argentina, el petróleo, el agua y el litio son necesidades de Estados Unidos. En Brasil, el petróleo y el grafeno. Todo esto se iría al norte ya que el traidor a la patria firmó que si Argentina no cumple con el pago de deuda hipotecaría sus riquezas. En una palabra, el país entregado, empobrecido y con sus dirigentes populares presos. En libertad y adorados por la superestrutura cultural la patria contratista, hoy en el poder, que jamás pagó una coima, que siempre fue honesta y que fue votada por el idiota argentino. Ah, aumentó la luz.
