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Opinión

EL DIARIO DEL MARTES

Por Rodrigo Marcogliese.

Cuando se opina de algo que pasó se lo ironiza como “hablar con el diario del lunes”. Sucedió con el seleccionado nacional que ganó la Copa América, y que ya sea por periodistas que se habituaron a no salir campeones (si la selección mayor no ganaba un título desde 1993, la extensa mayoría de colegas nunca cubrió una consagración), o por mercenarios intereses empresariales se lo criticaba en demasía previo al final del partido contra Brasil. A su término la lectura fue otra…

Es probable que en estas editoriales se hable con el diario del martes, ni siquiera del día después del hecho porque la propuesta es avanzar sobre el análisis, o incluso el análisis del análisis.

Pensando en la política nacional, por desgracia o no, el diario del martes no llega dos días tarde, sino que se anticipa cinco. Eso habla de lo cíclico, y por ello citamos a Jauretche, Manzi, Discépolo, al General, Néstor, y también a Prebisch, Alsogaray, Martínez de Hoz, Sourrouille, o Cavallo.

Hablar del pasado es indirectamente, mencionar las políticas recicladas de Prat Gay o del reciclado político Facundo Mannes.

Es muy difícil que cambie un esquema cuando no se transforma la sociedad. Un problema que surgió durante el kirchnerismo fue ver como compañeros a personas que quizá acompañaban al oficialismo por una cuestión económica.

Hablando con el Presidente de la Cámara de la Industria del Cuero comentaba que él hacía años se reunía a jugar al fútbol los fines de semana, que en el 2003 la mayoría viajaba en colectivo hasta la cancha y en el 2014 la situación era a la inversa pero que sin embargo cuando les planteaba a sus compañeros el avance que habían tenido gracias a un tipo de Gobierno, eran los más quienes aseguraban que todo había sido fruto de su trabajo porque nadie les regaló nada.

Claramente, existe el fruto del trabajo, pero acompañado de un sistema que permite prosperar al trabajador. “Nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”, nuevamente en el pasado están las respuestas a las incógnitas presentes.

¿Cuál es la comunidad de la que los argentinos nos sentimos parte?

Algo tan subjetivo que difiere entre lo que para algunos y para otros es comunidad. Esa palabra tiene un origen en común, y para el medio pelo se acerca mucho al comunismo, algo que dista de su anhelo principal “la libertad individual”.

Cuando se pidió a la comunidad evitar los movimientos que precipiten transportar nuevas cepas, llegan los amantes de libertades utópicas a decir que las suyas tienen que ver con dejar este suelo.

Y se van… firmando una Declaración Jurada responsabilizándose si se cierran las fronteras. No les importa si son de riesgo, si están medicados, si bregaron por la vuelta a clases presenciales y ahora se llevan a sus hijos lejos de este suelo maldito en pleno ciclo lectivo en los claustros. No importa nada, salvo su libertad (a esta altura así es como le dicen a ser irresponsables).

Piden volver ocultando su responsabilidad en la firma de las declaraciones juradas, buscan empatizar con el que se queda acá masticando odio, gorila también, pero sin los dólares necesarios para viajar (que no es un bicoca).

Inclusive son capaces de volver indignados y no cumplir la cuarentena.

¿A qué comunidad creen que pertenecen? Es cierto que no tienen mayor culpabilidad que los medios que militan su queja, y que desde el primer hasta el último minuto del día indican lo malo que es el Estado, después también intentan olvidar su responsabilidad en los hechos.

Son pocos proporcionalmente, pero votan, y también, lo hacen de manera irresponsable. Dicen que “van porque es obligatorio”, “que votan al menos peor”. Prefieren no pagar una multa casi inexistente, no votar al peronismo, y decir que quieren irse… y si se van a ir ¿Por qué nos dejan el clavo del macrismo o sus cepas derechosas?

No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer y no ver el cordón umbilical que aparece a medida que todos los días nace una nueva Argentina, dijo Jauretche y como si todavía seguiría hablando el pensador que falleció en 1974 sentenció hace más de cinco décadas que el medio pelo no quiere entender que son las condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y económico de nuestra comunidad.

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