Opinión

EL CREDO MACRISTA

Por Gabriel Princip

Milagro Sala está presa porque según el prescindente “la gente cree que robó”. El mismo ejecutor
de tan simple frase nos dice que vamos por el camino correcto. También acotó que “creía que
bajar la inflación era más fácil”. Todo macrista que se precie de tal cree que todo peronista es
ladrón, choriplanero y vago.

Aranguren cree que la energía no es un derecho humano. Bonadío cree que hace justicia. Irurzún
cree en su doctrina donde todo dirigente peronista debe ir preso porque si no se escapa. Irurzún
cree en la justicia, sobre todo en la que él aplica. Duvojne cree que el modelo económico que lleva
adelante será un éxito. También creyó que el FMI era un fracaso y hoy cree que el FMI es la salida.
El 30 por ciento de la gente cree en Macri. También sabe que todo está mal pero votarían al diablo
antes que un peronista. El votante macrista cree que el presidente es honesto, a pesar de los
papeles de Panamá, el correo, las cloacas de Morón y la deuda eterna.

Patricia Bulrich cree en la represión. En su juventud creía que las bombas eran la solución. Leuco,
Bonelli y los cómplices del gobierno creen en la libertad de prensa. Siempre y cuando no critiquen
a Macri.

En síntesis, todo habitante del espacio amarillo entienden que la política es un acto religioso. Que
la fe mueve montañas y acaricia reelecciones. Que nada importa si creemos en el líder. Todos
están creídos que con fe se vencerá la inflación, se pagará la deuda y las mayorías dejarán de
protestar. Eso es lo que creen o por lo menos es lo que dicen.

En la otra vereda, nos ubicamos nosotros. Y también creemos. Creemos que el modelo es de
absoluta entrega, creemos que la pobreza seguirá aumentando, que los jubilados morirán más
temprano que tarde, que los chicos tendrán menos posibilidades de estudio, que la clase media
agrandará las villas miserias y que el fraude estará presente en estas elecciones.

También creemos que el prescindente nos toma por idiotas cada cinco minutos y que no hay mal
que dure cien años. Pero sabemos que la política no es una religión, que no es una cuestión de fé
sino algo práctico y real. Sabemos que el problema no es Macri sino un ejército de idiotas que
ocupan la clase media. Esa parte de la sociedad que creen ser oligarcas y en cualquier momento
acceden a una villa cercana a la Capital. Ese es el problema, el idiota. Y esto no es una creencia,
sino una realidad.

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