El ruido de las sillas del Bar Causa Nacional nos invitan a observar que está pasando en el Comando Celestial. En una mesa degustando un habano, John William Cooke, en otra cercana Evita, café de por medio, escucha atentamente a Scalabrini Ortiz y en el centro, en plena discusión el Che y Néstor.
-No se puede creer como la está pasando la gente en nuestro país con el gorila de Mau, espeta Néstor.
El Che encendiendo su habano preferido, contesta:
-¿Y que pretendías con la derecha en el poder? ¿Te causa sorpresa? Vamos Néstor, vos sabes más que nadie que tu gobierno y el de tu esposa fueron vacaciones del sistema. Lástima que no pudieron concretar la revolución como en Cuba.
-Ya lo sé, es que los problemas de la pobreza, acota Néstor, “no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas”.
-Es que, no te enojes pero “en la Tierra hace falta personas que trabajen más y critiquen menos, que construyan más y destruyan menos, que prometan menos y resuelvan más, que digan mejor ahora que mañana”.
-Cuando tenes razón, tenes razón. El tema es que “algunos no nos quisieron por esos prejuicios culturales, creen que estar identificados con el pueblo, con los que menos tienen es una cuestión que rebaja sus aspiraciones de movilidad social ascendente”. Encima teníamos el problema de Clarín.
-Sí, lo viví desde aquí pero como dije alguna vez “así cuando uno se reconozca comunista o socialista, o peronista o cualquier ideología política en determinado país solamente caben dos posiciones en la historia, o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios”.
-Igual, te digo que no llegamos a completar la revolución pero el país creció, se distribuyó más equitativamente la riqueza y se ampliaron los derechos. Hoy el país está irreconocible con este muchacho. Siempre dije, ustedes lo pueden llamar Mau pero siempre será Macri. En fin, a Fidel y a vos les fue mejor, aunque vos viniste temprano al Comando Celestial.
-Que va ser. Muchos me vieron como el hombre nuevo, otros hacían un parangón con Cristo, amigos todos, pero alguna vez les dije “no soy Cristo ni un filántropo, soy todo lo contrario de un Cristo. Lucho por las cosas en las que creo, con todas las armas que dispongo y trato de dejar muerto al otro para que no me clave en una cruz o en ninguna otra cosa”.
-Compañero, tiene razón. El tema es que las corrientes populares siempre fueron perseguidas. Cuando tuvimos el problema del campo, y usted desde acá habrá observado, la derecha actuó como en las peores etapas del 55’ y del 76’, salían como comandos civiles o grupos de tareas para agredir a aquellos que nos pensaban como ellos.
-Si me acuerdo, y lo peor que ustedes iban con el latiguillo del amor vence al odio y la verdad que en tu país siempre el odio salió bien parado. Pero no lo criticó porque yo comparto la idea, es más en alguna oportunidad dije “permitidme que diga, aun a riesgo de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario se guía por grandes sentimientos de amor”. ¿No es así flaco?
-Y si, vos sabés que coincido plenamente y que al a igual que vos pienso que “no pasarán a la historia aquellos que especulen sino los que más se la jueguen”
-Sí, Néstor aunque ahora tengamos que ver como el imperio hace y deshace a voluntad o como en tu país ese presidente, que un país normal no pasaría de ser suplente de concejal, desmorona todo lo que vos hiciste.
-Que va ser Guevarita, ya pasará. Pido otro café compañero.
-Métale no más. Total acá tenemos todo el tiempo del mundo y por suerte nos encontramos con los grandes en serio.
-Mozo, otra vuelta.