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Opinión

EL AJUSTE ES MUERTE

Por Gabriel Princip

En estos tiempos solo se habla de ajuste. Los medios dominantes pasan revista a hechos de corrupción donde el final de la historia es “la plata que se robaron y lo que se podía hacer”. Cada dirigente amarillo habla de la corrupción del otro y de un ajuste que se lleva a cabo porque no “no hay alternativa”. Hace tres años que se habla de la pesada herencia, de aumentos en impuestos y tarifas, de alimentos que son más baratos si vienen de Bolivia o Paraguay y cualquier sinónimo que indica ajuste. Y ajuste es menos dinero en manos de las mayorías, es más pobreza, mas desigualdad y mayor desigualdad es más inseguridad, en un palabra más muerte. Fin de la vida de un jubilado porque no puede comprar ese remedio que antes era gratis, ese adulto que sufre un acv por el stress diario, el que enloquece porque no puede comer, el que duerme en la calle y el frió lo mata, el que construye un edificio con materiales berretas, el aeroparque con aviones viejos, el linyera que ya no recibe una moneda, todo eso es el ajuste, todo eso es la muerte.

Y en los círculos intelectuales y mentideros políticos para justificar este genocidio mencionan a la teoría maltusiana, o sea a un tal Malthus. Que decía este buen hombre, un pastor inglés del siglo XIX, en su “Ensayo sobre el principio de población” escrito en 1803: “el crecimiento de la población se daba en forma geométrica mientras que la producción de alimentos se daba en forma aritmética. Además aconsejaba el control sobre la natalidad. Malthus, entendía que a pesar de los conflictos bélicos, hambre y enfermedades la gente superaría a los alimentos y se produciría una gran hambruna. De aquí, se tomaron las élites de la época para ajustar al planeta, reducir la población y que su status quo no se modifique. El problema de estos miserables es que jamás escucharon hablar de la distribución equitativa de la riqueza e ignoran que con las nuevas tecnologías y creación de alimentos esta teoría ha vencido. Igual las corporaciones siguen controlando el mundo bajo dos políticas macro, la reducción poblacional y el control de natalidad.

Ahora bien, Malthus no era solo un estudioso, un simple pastor rural inglés, sino también el economista en jefe de la Compañía Británica de las Indias Orientales (BEIC), el mayor monopolio que había existido hasta el siglo XIX. En los finales del siglo XVIII y principios del XIX tenía un ejército superior al del gobierno británico. Cuenta Daniel Estulin, en su libro “El club de los inmortales”, el BEIC que comerciaba con esclavos y traficaba drogas era el imperio británico y cuando creó en 1805 una institución universitaria para formar a sus oficiales, Malthus fue nombrado primer profesor de economía política. Sus alumnos se convirtieron en los administradores del BEIC y aplicaron sistemáticamente sus políticas genocidas para mantener a las poblaciones nativas bajo control. Solamente en la India mataron a decenas de millones de personas utilizando diversos métodos, como obligarlas a cultivar opio en lugar de comida, opio que luego utilizaron los ingleses para envenenar a los chinos. Solamente en 1770 murieron 10 millones de indios, todos por hambre y desnutrición. En 1783, fueron 11 millones los que cobró ese ajuste. En 1789 otros 11 millones, estos murieron por la hambruna de la calavera. Se la denominó así por los huesos de las víctimas que se blanqueaban amontonados en las cunetas. En Irlanda se produjo el mismo hecho, con el mismo método, fue en 1847 y murieron 4 millones de personas y en Africa ni hablar”.

La Argentina hoy vive al compás de la teoría malthusiana. El gobierno no lo va a decir, pero porque no explica porque los jubilados tienen que pagar remedios, porque se extenderá la edad jubilatoria, porque han sacado algunas vacunas, porque el programa oncológico que ayudaba, en la provincia de Buenos Aires, a curar algunos bonaerenses fue retirado, porque los alimentos se encarecen, porque el haber jubilatorio sigue bajando al igual que el salario de los trabajadores vía devaluación. La muerte no llega por una guerra pero si por un ajuste, el mismo de la década del 30, del posrosismo, de todas las dictaduras, de los radicales, del menemismo, ese ajuste que hoy se hace presente. Ese que estuvo ausente con Perón, Evita, Néstor y Cristina. Sin embargo parte de la sociedad aplaude ese ajuste y una moral oligarca que nos lleva a la desintegración social y económica. Mientras la muerte acecha, Macri sonríe deglutiendo un flan.

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