EE.UU. –CHINA: Las dos caras de una tensa relación

Por Margarita Pécora B –
La postura de Estados Unidos con respecto a China transita por una nueva fase. Viene de la más agresiva implementada por el ex presidente Donald Trump con sanciones económicas contra el gigante asiático condimentada con descalificaciones estigmatizantes que tradujeron una guerra comercial en verdadera guerra fría; y entra ahora en una postura más conservadora del nuevo presidente norteamericano Joe Biden, quien sigue colocando entre los grandes desafíos de su política exterior, la relación con China su mayor competidor, pero no se ha diferenciado de Trump en el tono amenazador contra Pekín, al que promete mano dura por lo que considera “crecientes ambiciones del gigante asiático de competir con Estados Unidos”.
También el tono hacia China ha sido similar al que empleó Trump al término de su mandato, asegurando que se enfrentaran los abusos económicos de Pekín.
Por eso desde mi perspectiva creo que hay gestos contradictorios por parte de Biden, porque si bien de una parte amenaza con mano dura a China, por otra accede a hablar con el presidente chino Xi Jinping dando señales de cordialidad y de emprender un nuevo camino en las relaciones diplomáticas con Pekín.
Por parte del gigante asiático hay pruebas de que existe voluntad y espíritu de cooperación para limar las asperezas que existen , tan es así que el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, propuso el pasado mes a EE.UU. restablecer confianza mutua.
Sí, lo dijo en el foro Lanting, celebrado en Beijing, pero dejo claro que, para restablecer la confianza mutua en las relaciones entre China y EE.UU., Washington deberá eliminar los aranceles a las importaciones chinas y las restricciones al sector tecnológico.
Ya sabemos cuál es la política de castigo económico que aplica el estado norteamericano con algunos países, y esto de los aranceles a China puso más tensas las relaciones, es por eso que el canciller de China tiene la esperanza de que Estados Unidos elimine los aranceles que considera irrazonables, impuestos a los productos chinos, levante las sanciones unilaterales a las empresas chinas y a los institutos de investigación científica, “que es- según dijo el diplomático, la supresión injustificada de la tecnología china».
Además, advirtió que Washington tiene que dejar de interferir en los asuntos internos de la nación asiática y remarcó: «Esperamos que Estados Unidos pueda respetar los intereses fundamentales de China, la dignidad nacional y el desarrollo, y dejar de difamar al Partido Comunista chino y al sistema político de China». Por otra parte, resaltó que es necesario abordar las discrepancias mediante diálogo político y manifestó que su país está dispuesto a colaborar con EE.UU. en lo referente al control de la pandemia de coronavirus, al cambio climático y a la repercusión económica mundial.
Wang Yi se pronunció luego de los comentarios de la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, de que Washington mantendría los aranceles vigentes por ahora y evaluaría cómo proceder después de una revisión exhaustiva de sus relaciones con Beijing.
Así, como lo oyen, China ratificó su disposición de llevar los nexos con Estados Unidos al camino correcto del respeto y la cooperación, mutuamente beneficiosa, pero ¿habrá una actitud recíproca por parte de Estados Unidos ahora con Joe Biden al frente, o esa conversación telefónica entre ambos mandatarios fue un mero gesto diplomático?
No perdamos de vista que la expansión económica de China y su enorme influencia en Asia mediante la estrategia de cooperación y no de exacerbación de conflictos militares como suele hacer el imperialismo norteamericano, más la avalancha inversionista en países pobres y marginados, sumado a la colosal iniciativa de la Ruta de la seda que promueve la reconstrucción de esa antigua ruta y la creación de una marítima paralela, ponen a temblar al imperio norteamericano, que sencillamente se durmió en los laureles.




