Dominado por la inquietud, el mundo busca dejar atrás la pandemia.

Por Margarita Pécora B. –
Descubren en Filipinas un murciélago del tamaño de un ser humano, y las redes explotan clickeando sobre la imagen del animal con cara de demonio. Lo mismo pasó cuando apareció en Estados Unidos un avispón asiático gigante y alarmaron con que podría matar a una persona de una sola mordida. Y cuando se instaló la expectación sobre una plaga de langostas que atacó el este de África, o la tormenta de arena sobre Centroamérica y el Caribe proveniente de los desiertos del Sahara.
Todos estos fenómenos naturales que evidencian los cambios importantes que ha experimentado el planeta en este prolongado impasse, se han apoderado del interés público, casi tanto como el mortífero paso del coronavirus por el mundo, ahora con más de medio millón de muertos, según el mapa en tiempo real de la Universidad Jhon Hopkins que sigue ubicando en primer lugar con cifras espeluznantes de fallecidos, a Estados Unidos, seguido de Brasil y el Reino Unido con sus respectivos rebrotes.
Este domingo, por ejemplo, EE.UU llegó a los 127 mil 718 fallecidos, Brasil a 64 mil 265 y el Reino Unido a 44 mil 305.
Pero el interés de las personas por conocer las cifras de muertos y contagiados por el coronavirus- ya no es el mismo que hace un mes atrás; y no es porque les hayan perdido el miedo al peligroso coronavirus.
Probablemente esté incidiendo el tedio que causa la reiteración diaria y continua de estos temas, que se mueven en una balanza con los referidos al nefasto impacto económico de este largo período de confinamiento, donde llueven datos de pérdidas de millones de puestos laborales y amenazas de quiebras masivas por la crisis. Entre ellas las de aerolíneas internacionales y empresas que piden ser salvadas.
La pandemia por el Coronavirus ha afectado fuertemente el mercado de la aviación, lo que podría conllevar a que más compañías aéreas le sigan los pasos a la colombiana Avianca y a la chilena Latam Airlines, porque ciertamente, el tráfico aéreo se encuentra paralizado en un 97% en Latinoamérica y el Caribe y en un 81% a escala global.
De modo que, vivimos en un mundo dominado por la inquietud de sus habitantes, que busca acomodar su economía en medio de una insólita tragedia humana, poniendo a prueba y error, políticas y protocolos de enfrentamiento a un virus que no da respiro, y que cuando parece que se la podido torcer el brazo, se fortalece y obliga a los gobiernos a dar marcha atrás a las fases de confinamiento obligatorio.
Un mundo lleno de complejidades y dicotomías expresadas en los gobiernos que priorizan desde el primer momento la economía, poniendo en segundo plano la vida humana (como han sido los de E.UU. y Brasil a través de sus presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro. Este último, desoyendo las críticas de la opinión pública internacional, volvió a amenazar con abandonar la agencia sanitaria de Naciones Unidas, a la que criticó en reiteradas ocasiones por su gestión «ideológica» y «pro China» de la crisis sanitaria.
No olvidemos que Bolsonaro minimizó la gravedad de la enfermedad, a la que calificó de «gripeciña», y rechazó las cuarentenas para priorizar la economía -que igual se desplomó- y hasta desestimó las medidas de distanciamiento social que recomendaba su propio gobierno.
¿Y qué creen que ha hecho Donald Trump? Lo mismo. Desde el primer momento trató de negar la gravedad de la pandemia que consideró «una gripe china» ; llegó a hablar incluso sobre levantar las cuarentenas, y hasta retiró el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud.
En noviembre Trump se presentará a elecciones y ahora quiere asumir un papel de héroe en su carrera electoral contra reloj, que lo ha hecho acaparar la compra de todo el REMDESIVIR, el único fármaco aprobado para tratar al coronavirus, pero la audaz jugada política de Trump que acarrera criticas de sus socios europeos, llega tarde para el pueblo norteamericano que ya aportó medio millón de muertos en esta cuasi guerra.
Por eso, ante la demencial actitud de los anti cuarentena que estos presidentes irresponsables despiertan y estimulan por el mundo, se contrapone el esfuerzo del gobierno argentino, como un ejemplo de sensibilidad por la vida, que es sagrada, y es el bien más preciado que tenemos.




