Por Gabriel Princip
Desde la década del 70´ que los conceptos deuda externa se pronuncian en forma cotidiana y gracias al proceso militar actuó como elemento de opresión con la presidentes democráticos desde 1983. El dictador Videla fue quien endeudó en 45 mil millones de dólares al país construyendo la deuda eterna.
Ningún presidente desde Alfonsín a la fecha lo superó, hasta la llegada del empresario Macri. Hoy la Argentina solicitó diversos préstamos por un total de 50 mil millones de dólares constituyendo casi el 55 por ciento del producto bruto interno.
Se prevé que para el 2017 el Ministro de Haciendo pida otros 30 mil millones a un interés más alto dado, el modelo proteccionista que impondrá Donald Trump en su país.
En una palabra, el actual gobierno le importó nada el proceso de desendeudamiento logrado por los K, y menos aún le importa la gente ya que para se le otorguen estos préstamos condicionó el país a la dictadura del FMI que ya sabemos que no tendrá un final feliz.
A pesar de los Videla, los Menem, los de la Rúa y los Macri, la historia supo distinguir con el prestigio y en algunos casos con el calor popular a aquellos que no fueron funcionales al imperio o al complejo industrial militar norteamericano y sus comisiones anexas como es el caso del FMI. No tuvieron acuerdos con el fondo los presidentes Perón, Illia, Isabel Perón, Néstor y Cristina.
Perón en 1967 recordaba: “Cuando en 1946 fui presidente, me apresuré a declarar en la Plaza de Mayo ante una muchedumbre cercana al millón de argentinos que “me cortaría una mano, antes que firmar un empréstito”. Lo dije para cerrar toda puerta abierta a la tentación y lo cumplí al pie de la letra, durante mis dos mandatos no firmé un solo empréstito. Los argentinos trabajando me ofrecieron el mejor empréstito, el que se hace con el propio esfuerzo de un pueblo que tiene dignidad y las demás cosas que hay que tener. Recibí un país que tenía una deuda externa de 3500 millones de dólares ahorrados, y entregue el gobierno habiendo saldado totalmente esa deuda y contando con una reserva financiera de 1500 millones de dólares ahorrados, después de haber incorporado al patrimonio nacional bienes por una ingente suma, representados por los servicios públicos, la creación de una marina mercante de más de 1200000 toneladas, una flota aérea nacional, más de 100000 obras públicas, un pueblo con el más alto nivel de vida de toda su historia, una economía popular de abundancia, en cambio de la economía de miseria que había recibido 9 años antes. Los Estados Unidos no sólo no nos ayudaron sino que nos sabotearon sin solución de continuidad e hicieron todo lo posible por impedir nuestro progreso y arruinar nuestra economía. Como podrá explicarse que en los únicos diez años que la Argentina prescindió de toda ayuda americana, fue la única vez que consiguió poner a punto su economía, a pesar de la guerra que nos hicieron?”
Esta declaración recogida por la obra de Miguel Barrio “Repensar a Perón” rápidamente nos trae a la memoria a la gestión de Néstor y Cristina. Otros periodos sin prestamos ni ayuda americana y el país se bastó a sí mismo. En cambio el actual gobierno en nombre de una fuerza moralizante que tiene como objetivo falsificar la historia vuelve a la idea de la deuda eterna de Videla. La diferencia es que los militares se hicieron cargo de sus desaguisados, en cambio el espacio amarillo lleva al país a la más democrática pobreza inculpando a los K de la miseria dado el alto nivel de corrupción.
No es novedad que el neoliberalismo siempre recurrió a la mentira serial para justificar sus mediocres y entreguistas gobiernos. Perón no pidió un solo dólar, pagó lo que debía y fue desalojado del gobierno. La revolución fusiladora trató de tirano corrupto a Perón, diagramó un plan económico de la mano de Raúl Prebisch igual al de Prat Gay que sólo trajo inflación y recesión y una deuda de 3 mil millones de dólares. Misma idea, igual modelo que el amarillo gobierno. La historia se repite y aquellos que el sistema lo señalan como los villanos son exactamente lo contrario y viceversa.