DESDE EL JARDÍN
Por Carlos Galli.
Presidente, tengo un jardín de 10 metros de ancho por 4 de largo. El césped está muy prolijo y mi esposa, planta flores, y en un costado hay una bella palmera.
No es el jardín del Edén, pero es muy vistoso. Si Ferraresi quiere, está disponible para aquellos que quieran tomar tierras improductivas. Insisto, es un pequeño jardín de mi vivienda única y familiar.
Si el ex Intendente de la Ciudad de Avellaneda, considera que mi pequeño jardín sirve para edificar una casita modesta, para que los que no laburan tengan un techo, el jardín está disponible. Solo tienen que arrancar las pocas flores que tiene, y si se esfuerzan un poco; claro hay que hacer un esfuerzo, si sacan la palmera, pueden tener el baño o un lavadero. La casa y obviamente el jardín, está enrejado. Si las rejas, a los ocupas les molestan, las puedo quitar. Ferraresi, vivo en el Partido de General San Martín, a diez cuadras del centro. Les quedaría cómodo a los que ocupen el jardín.
Ferraresi, ¿Por qué no empieza con el millón de hectáreas de la familia Benetton? Y luego con las quinientas de Lázaro Báez. Luego con otras tierras «inútiles» de los terratenientes de la Patagonia y otros cientos de lugares del país, si usted hace primero todo esto, venga por mi pequeño jardín.
La verdad, que me resulta una hipocresía su discurso barato para la tribuna. Ferraresi, ¿Desde cuándo es revolucionario?
Ya hablé con mi esposa y mi hijo, vamos a cultivar tomates, un limonero y lechuga, para que el jardín tenga un colorido, hasta que vengan los muchachos y muchachas a tomarme el jardincito casero.
La reforma agraria es otra cosa Ferraresi. No voy a pretender que usted la entienda.
Usted y Grabois, son los nuevos revolutas. ¿Pero alguna vez pusieron el pecho por las causas populares?
¿O son progresistas del Café Tortoni?
El ex Intendente de Avellaneda quiere ser más papista que el Papa. No se puede Ferraresi. Su delirio de expropiación nada tiene de revolucionario, es más antiguo que el Mar Rojo. Es fácil hablar, cuando no se pasan necesidades, cuando el hambre y la miseria, nunca golpeó a su puerta. Es fácil el chamuyo berreta y tribunero, total usted, siempre cae bien parado, especialmente en el Peronismo, en cualquiera de sus variantes.
Ferraresi, no provoque quilombo. No quiera ser el Karl Marx del siglo XXI. Le falta nacer de nuevo para ser un verdadero revolucionario. Está al límite de cruzar la línea de la Constitución Argentina.
¿Con quién quiere quedar bien?
Vamos Ferraresi, permita que aquellos que con laburo, sudor y lágrimas, pudimos tener una vivienda única y un jardín pequeño, para plantar una docena flores y una palmera desojada.
Voy a cuidar mi casa con mi vida. Y el jardín, forma parte de mi hogar, que lo puede comprar después de alquilar durante cuarenta años, tanto mi esposa como yo, le dejaremos a mi único hijo tres cosas: la honestidad, la dignidad del trabajo que me enseñaron el General Perón y Evita, y por último la casa con el jardín.
