
Las noticias internacionales que recorren los medios tienen un factor común, la muerte. Guerras, secuestros, terrorismo, atentados y demás conceptos que solo convierten a las miserias humanas en protagonista de la vida diaria hasta el final de nuestros días.
Encontramos a Occidente en pleno ajuste y atentados en las grandes capitales. La muerte natural es consecuencia de esas corrientes económicas que favorecen a las minorías y los atentados son funcionales a los dueños de las corporaciones que nos azotan en forma cotidiana.
En Asia se entra por la puerta de Medio Oriente y este es un polvorín desde la mitad del siglo XX. Guerras étnicas con excusas religiosas esconden al vital metal y atrapan la primera plana de los medios dominantes y socios corporativos del mal.
Claro que la desintegración de la economía a nivel mundial tiene que ver con este show de sangre, dolor y muerte. En los años 80 se fueron sentando las bases para el fascismo, que hoy vivimos, en todo el mundo. Las políticas monetarias, deuda externa mediante, dieron el puntapié inicial.
Daniel Estulin en su libro “Fuera de Control” escribe: “la destrucción de la economía británica mediante los malvados y lunáticos dogmas de los cultos friedmanitas de la entonces primer ministra Margaret Thatcher es una política que sirve al FMI, Banco Mundial y al Banco de Pagos Internacionales para crear el genocidio de la guerra, el hambre y las epidemias. También las políticas de Milton Friedman están conduciendo a un genocidio a una escala mucho mayor en la actualidad”.
Y si de desintegración económica hablamos no podemos olvidarnos de la administración Reagan y el endeudamiento sobre América Latina que terminó totalmente empobrecida.
Daniel Estulin escribe: “el proyecto 1980 del Consejo de Relaciones Exteriores, esto es la desintegración organizada de la economía mundial que aboque a un crecimiento cero que más tarde pase a ser negativo, tiene un lado aún más oscuro. El objetivo final de esa desintegración planificada no es solo la “negación de territorio” de Asia Central con cualquier fin constructivo, sino el uso de las fuerzas centrífugas de la inestabilidad y la corrupción para llamar a las puertas de Pekín y Moscú.
Prosigue Estulin, “la inteligencia británica que actúa en nombre de la oligarquía maltusiana, no puede operar en un universo dominado por una comunidad de principios formada por Estados nacionales soberanos y dedicada al desarrollo mutuo. Los países que fomentan el desarrollo de la creatividad mental de su población generan una comunidad que no tolerará formas oligárquicas de gobierno indefinidamente, al contrario que la población analfabeta que adolece de un atraso tecnológico. De hecho, no cabe duda de que el analfabetismo y el atraso tecnológico son causas que contribuyen a la aparición del poder oligárquico”.
Encontramos bastante analfabetismo en medio Oriente y por supuesto una economía desorganizada con lo cual el cocktail es perfecto, pólvora y muerte. Por estos lares es donde aparecen las guerras de conquista u ocupación, donde todo se destruye para la obtención de riquezas y luego volver a construir con las empresas de los gobernantes.
Árabes e israelíes en 1973, luego Afganistán, Líbano, la primavera árabe, Siria, Egipto y demás conflictos nos muestran la muerte en primera persona. Observamos la foto de un niño muertos en una playa y a partir de allí entendemos el valor de la vida. Pero tarde, siempre tarde, desde estos lugares observamos una Miss Mundo que en su discurso dice que quiere la paz mundial o escuchamos al presidente de la AFA, declarar tras la suspensión de Israel- Argentina “me alegro de colaborar con la paz mundial”.
Mientras las corporaciones en sociedad con las potencias desorganizan la economía se aprovechan de sus resultados. Estas es, van por sus riquezas, por sus bancos, por el control en sus territorios. No sorprende entonces que la reconstrucción de Irak, luego de un millón de muertos entre soldados y civiles, la hiciera la empresa constructora de Al Gore, vicepresidente norteamericano. Tampoco no llama la atención que la familia Rhoschild se haya quedado con los bancos centrales de Egipto, Libia y Túnez después de la primavera árabe o que Obama haya anunciado que Estados Unidos solucionó su problema energético en este siglo. Claro con el gas y petróleo de medio oriente.
La desintegración sigue. América Latina es el próximo continente a destrozar, previo paso de gobiernos entreguistas que empobrecen a sus habitantes. El imperio sigue atacando, eso sí en medio de la pólvora, la sangre y la muerte nos dá pena un refugiado que no cumplió 5 años, pero no nos enojamos con los americanos, alemanes o ingleses que fueron los causantes de esos niños desprotegidos para toda la vida.




