DEBERÍAN SER SINCEROS

Por Carlos Galli.
Ni la Patria es el otro y tampoco somos un país igualitario.
Dejen de decirle al pueblo que los políticos van a solucionar los graves problemas del pueblo. De los trabajadores. De los indigentes, de los más necesitados. Que se ocuparán y preocuparan por los más humildes.
Sean una vez en la vida sinceros. Sé que pido demasiado. Pero hagan el esfuerzo. No es tan difícil, actuar con sinceridad, con honestidad. Con principios e ideales nobles, solo hay que proponérselo.
Si los niños son los únicos privilegiados, dijo el General Perón, no puede haber siete de cada diez niños viviendo en la pobreza. Algunos dirigentes políticos afirman con total y absoluto desparpajo que hay pobreza digna. Jamás la pobreza tiene dignidad. Lo expresan porque sencillamente no la conocen. Algunos porque nacieron en cunas de oro. Otros porque hicieron y hacen de la política un enorme negocio.
Alguna vez deberían quitarse la careta de la hipocresía, y ser sinceros. Insisto, no es pedirle que hagan una epopeya. O tengo que pensar que la política NO ES EL ARTE DE POSIBLE.
Un país que fue el granero del mundo. Que era la envidia de Latinoamérica.
Que tuvimos golpes de Estado, provocados por milicos genocidas. Una Nación con un pueblo solidario. Con víctimas y mártires de las diferentes dictaduras. Hoy, en una democracia y en un Estado de Derecho, tenemos una dirigencia política que solamente cuidan sus enormes kioscos.
Como pueblo nos merecemos otro modelo de dirigencia. No nos merecemos camaleones. No nos merecemos saltimbanquis que van de derecha a izquierda, que cruzan de vereda según les convenga.
Hace muchos años que el pueblo no tiene un verdadero gobierno popular. El último, sin dudas, con errores y aciertos fue el del General Perón. El de Isabel lo manejó la ultra derecha peronista y la macabra Triple A. No olvidemos que ellos firmaron el exterminio de la «guerrilla».
Pregunto, ¿Qué tenemos que agradecerles a los políticos «democráticos”?
Fuimos los militantes del campo popular, los que conseguimos vivir en democracia. Tampoco debemos olvidar que tenemos a Zaffaroni, que fue Juez de la última y nefasta dictadura.
Evidentemente, cuesta mucho encontrar un político que piense en el pueblo. Hay mucho piripi y mucha sarasa.
Es un buen momento, diría un relator de fútbol, para que tengan la valentía de decirnos que no pueden hacer nada por los argentinos y argentinas, (para que no me critiquen por exclusión de género). Veníamos mal. No fue suficiente, quieren vernos aun peor.
Parecería que juegan al ajedrez. El caballo salta la pobreza. El alfil va en diagonal, a la diestra y a la siniestra. El rey avanza y atrasa. La reina camina por todo el tablero viendo como a los pobres peones se los comen los demás.
No es fácil vivir en un país donde el pueblo está siendo ignorado por una casta privilegiada y los amigos del poder.
Hace ya tiempo, decíamos que el pueblo unido jamás será vencido. ¿Se acuerdan? Lograron que esa ilusión se desvaneciera. Y lo digo con un inmenso dolor, el pueblo no está unido. La grieta nos llegó también a nosotros. A los ciudadanos de a pie. Se creen revolucionarios por tirar piedras a una ventana, que «casualmente» pertenece al despacho de la Dra. Kirchner.
Los políticos hace tiempo dejaron de ser creíbles. Estimado lector, quizás se pregunte ¿Todos son iguales? Y le digo que como toda regla, tiene excepciones. Pero la gran mayoría van por la vida con la careta puesta. Se le nota mucho el hilo. Pongan la cara. Digan que no le importamos un carajo, y entonces cada uno de los que pertenecemos al pueblo veremos que podemos hacer por nuestros semejantes.
Insisto, el pueblo nada tiene que agradecerle a la dirigencia política. NADA, absolutamente NADA.




