DE FLORENCIO VARELA: Demian Arato, campeón mundial de Taekwon-Do en Croacia

Creció en una escuelita del barrio y hoy devuelve con enseñanza lo que el deporte le dio.
-¿Qué sentiste cuando ganaste el Mundial?
-Fue una emoción imposible de describir. Pensé en todo lo que costó llegar hasta ahí, en los años de entrenamiento, en mi familia, mis amigos, la gente que más quiero y que me bancó durante todo estos años. Sentí orgullo, alivio y una enorme gratitud. No solo era mi logro, era el de todos los que me acompañaron desde que empecé en la escuela.
-¿Cómo fue llegar al Mundial? Me refiero también a lo económico.
-Fue muy difícil. Este es un deporte amateur, y eso significa que todo lo que hacemos lo bancamos a pulmón. Cada viaje, cada torneo implica mucho esfuerzo. Junto a mi familia y mis compañeros hicimos rifas, sorteos, vendimos cosas, pedimos colaboración y buscamos sponsor en el barrio. Todo para poder juntar lo necesario y representar al país. Por eso, estar en Croacia ya era un sueño cumplido. Competir y encima salir campeón fue el premio a todo ese sacrificio colectivo.
¿Qué importancia tiene tener un espacio para el deporte en el barrio?
Es fundamental. Un club, una sociedad de Fomento o la escuelita del barrio es mucho más que un lugar donde se entrena: es un espacio de contención, de amistad, de valores. Ahí aprendí respeto, disciplina y compañerismo. Si no hubiera tenido ese lugar cerca, quizás nunca habría conocido este camino. Por eso ahora también enseño: porque quiero que más chicos y chicas tengan esa misma oportunidad.
fuente. PAG 12