Opinión

¿Cuándo van tomar el toro por los cuernos?

Por  Margarita  Pécora B. –

Cuando está por  terminar el primer trimestre de este año,  y van faltando  apenas cuatro meses para las elecciones PASO de agosto, las noticias que nos llegan sobre el alza inflacionaria de la economía, resultan   inquietantes para los más de 46 millones de habitantes que ya tiene el país.

Y usted se preguntará ¿por qué se  relaciona un tema económico con uno electoral? Es sencillamente porque de uno depende  el resultado del otro.  A más inflación y alto costo de la vida,  menos intención de voto, menos posibilidad de que los electores sientan deseos de  acompañar en las urnas  a quienes se proponen enrrumbar los destinos de este país  por un  mejor camino,  donde  no tengamos que chocar con el permanente obstáculo del estancamiento económico.

Si usted le  trata de explicar a un consumidor, ciudadano común, lo que publica el INDEC sobre la  variación mensual de la canasta básica alimentaria de febrero de 2023,  que  fue  de 11,7%, mientras que la variación de la canasta básica total  fue de 8,3%, probablemente estos números demasiado técnicos no le digan mucho.

Porque  lógicamente, la mayoría de las personas  solo mide su realidad cotidiana por el alto costo de la vida, debido  al galopante  alza de los precios de  las dos canastas básicas que existen. Porque ese es otro detalle de lo que mucho no se habla, y  es que hay dos canastas que cubrir con un salario que sube por  la escalera, mientras la inflación lo hace vertiginosamente por el ascensor.

La primer canasta básica  es la que mide solo los alimentos que consumimos, y la segunda canasta es la que engloba el resto de los bienes y servicios – no alimentarios-, ahí están comprendidas las facturas de electricidad gas, agua, ABL, materiales escolares, medicamentos, transporte, en fin, muchos  servicios  que generan gastos imposibles de evadir porque si usted deja de comer, se enferma y muere, y si deja de pagar  servicios al fisco, lo multan o puede ir preso, así de sencillo.

De modo que, como técnicamente es complicado traducir cifras de inflación, por eso en un lenguaje gráfico,  el ciudadano de a pie lo traduce en  expresiones  tales como “los precios están por las nubes”, “Ya es un lujo comerse un asado”, “los huevos ahora parece que fueran de oro”, “tener un auto es una carga imposible de llevar” y …  “no llego a fin de mes”, etc.;  todas expresiones que nos llevan al  emblemático  axioma  peronista de que “la única verdad, es la realidad”.

Y aquí viene la pregunta del millón ¿por qué  el gobierno del Frente de Todos y más específicamente  su cartera de Economía,  no logra  bajar la inflación?

La respuesta es también muy técnica y tiene demasiadas aristas, pero la razón más generaliza  a la que se  adjudica, es a  la especulación  en los precios de los productos, que se produce  a lo largo de toda la cadena desde el productor hasta  la góndola, y que pueden ser controlados y estabilizados mediante diversos  mecanismos. Uno de ellos los famosos “precios justos” que, lamentablemente  siguen siendo injustos e incontrolables o la segmentación de tarifas de los servicios de electricidad, gas de red y agua para uso residencial que  algo de beneficio han traido.

Y uno no duda por supuesto de la buena fe que ha tenido el titular de Economía Sergio Massa,  al proponerse el desafío de estabilizar los parámetros económicos, bajando la inflación, sin generar daño.

El Ministro dijo recientemente:  “es un desafío que nos propusimos todos los que asumimos la responsabilidad de esta crisis y ningún mal resultado en un partido me va a sacar de la pelea en el Campeonato por bajar la inflación”. Estas son palabras textuales de Sergio Massa quien reconoció también: «el objetivo de bajar a la mitad de la inflación que recibimos no cambió”, pero resaltó que “en el momento que planificamos no pensábamos que íbamos a tener una sequía que  lo modifica todo.

Y aquí llegamos al punto donde un dirigente que cobra la mirada expectante de 46 millones de personas, nos  deja en la incertidumbre, primero, porque  sus medidas de parches aplicadas hasta el momento, no le han dado mucho  resultado, y lo peor es porque se empieza a victimizar, culpando a la naturaleza del desastre económico.

Lamentablemente esperábamos un Ministro con una fuerte autoridad, capaz de sentar al poder económico concentrado en pocas empresas que acumulan las mayores riquezas en este país, para convencerlo de la responsabilidad  que tienen con la vida de millones de argentinos. Esperábamos  que supiera negociar con el sector agroexportador que genera la mayor cantidad de dólares  por la exportación.

Los acuerdos con el Fondo Monetario, ya sabemos que es una pelea perdida porque  el pueblo es el que está pagando la deuda, y nadie  ha sentado  todavía en el banquillo a Mauricio Macri, autor del modelo de endeudamiento y fuga más espectacular que haya conocido este país.

Por eso esperábamos el gobierno “tome el  toro por los cuernos”, y domine esta situación inflacionaria, con medidas  drásticas, aunque no resulten del agrado de los  empresarios,  y con el control de los gastos  para que sean lo más  justo y racionales en este tiempo difícil, donde   el gobierno  se  juega   un nuevo periodo en las urnas,  porque  los votantes  a fin de cuentas, no van a mirar  las boletas;  ¡sea  quien sea, caiga quien caiga,  lo van a castigar en las urnas!.

 

 

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