El nivel de confianza en el gobierno ya no pasa del 30 por ciento. Un porcentaje integrado por la oligarquía, más radicales que viven de la limosna conservadora y se le suma a éstos, esa porción de la clase media ignorante y fanática que , aún empobrecida por este gobierno neocolonial, despotrica contra la yegua, la chorra, la Cámpora, y cualquiera que huela a peronismo. Todavía no entendió que el responsable de la crisis es Mauricio Macri Blanco Villegas. Un italiano que habla en español y quiere ser inglés.
El objetivo de este gobierno de ocupación es el empobrecimiento total de la población para la entrega de sus riquezas y la reducción poblacional. Esta idea siempre fue motorizada y apoyada por el imperio. Claro que, el tío Sam aconsejó que el latrocinio sea como en aquella vieja serie con Robert Wagner, “Ladrón sin destino”, o sea ‘róbales pero déjales una sonrisa‘. El estilo Menem era el concejo del imperio, pero estos burros fascistas, hijos del proceso, copiaron a la fusiladora, agregaron un poco de la década infame, dictaduras a gusto y el plato a fuego lento está listo para servir y que ricos foráneos deglutan y disfruten este proceso de desorganización nacional.
La sexta tormenta de Macri o la sexta plaga fue la mega-devaluación generada por ellos mismos. Pero no contaban con las consecuencias finales de esta plaga. Y esta fue la sequía de dólares y el drama de las mega-corporaciones. Los ceos ya empezaron a evaluar los inmensos costos de la crisis en su rentabilidad y negocios. Nótese que no hablamos de pobreza, de más indigencia, de jubilados que fallecen de muerte natural por no tener el dinero para la compra de remedios, como así tampoco del aumento en la desocupación, cierre de pymes y habitantes de clase media que cada vez consumen menos.
Alfredo Zaiat, en su columna de Página 12 escribió el pasado domingo: ”el combo devaluación con disparada del riesgo país y el caso de las fotocopias de cuadernos Gloria agudizó la sequía de dólares para grandes empresas. Las acciones de los bancos Macro y Galicia se han desmoronado en lo que va del año, con bajas de casi 30 por ciento en pesos que se amplía a 63 por ciento en dólares. Gran parte de la caída se explica por la fuga de capitales de fondos internacionales desde abril pasado, cuando comenzó la liquidación de activos bursátiles argentinos”.
A su manera, que no totaliza el gusto de Christine Lagarde, el proyecto neo-colonizador se concreta. También una parte considerable de la clase media cumple con este proyecto. Son esos desclasados que insultan a Perón, al Papa y cualquier idea que se siembre dentro del campo popular. No entienden que la cosecha de ese campo fue disfrutada también por ellos. Ese consumo de los 12 años k los tuvo como protagonista. Claro que para esos tiempos la compra de un auto, una casa o el viaje a Europa eran fruto de su trabajo. Ahora que no viajan ni cambian el auto será que han dejado de trabajar y se han convertido en vagos como los choriplaneros k.
La sexta tormenta pasó, la séptima se aproxima, será en diciembre quizás enero, pero será la séptima y puede llegar a caer tanta piedra que Macri Blanco Villegas huya a un techito reparador en Roma o Washintong.
En 1981 la tablita de Martínez de Hoz hizo estragos pero salvó al grupo Macri con 170 millones de dólares que pagó la clase media. Las consecuencias del corralito y pesificación asimétrica causaron un derrumbe de 28 mil millones de dólares al estado, pero Clarín fue salvado con 4 mil millones de la misma moneda. Aquí los causantes fueron el dúo Menem- De la Rúa con la complicidad de Duhalde. Néstor puso de pie al país y Cristina amplió derechos. Pero el media clase eligió de enemigo a Cristina. Perdonó al proceso, al menemismo, a la alianza que hicieron estragos en la economía argentina. Todavía acompaña a este proceso de desorganización nacional que está colonizando nuevamente a estas tierras situadas al norte de las islas Malvinas, pero a Cristina no la perdonan.
El enemigo es ella que puede retornar en el 2019 para detener esta sangría. El malo de la película es el bueno y no el villano. Todavía el militante de media clase les cree a Tom y Jerry, a un gato y un ratón, a esos que se comieron tu queso y tomaron tu leche, en ellos confía. Y todavía no se dieron cuenta que verdadero enemigo es Cristina pero la del FMI, hermano.
