CRISTINA BUENA, CRISTINA MALA

Por Gabriel Princip.
Cristina Fernández es hoy una de las dirigentes con mayor cantidad de votos, también con peor imagen negativa. En la sociedad argentina representa el bien y el mal. Para quienes apoyan a rajatabla su manera de ser es el bien, porque se acordó de aquellos que menos tienen, amplió derechos cuando fue presidenta y jamás se arrodilló ante el poder. También es el mal, pero para otra parte de la sociedad, esa que repite como loro todo aquello que emana de los medios hegemónicos. Esos medios que presentan como acciones políticas su vestimenta, su dedo índice, su forma de hablar, sus silencios es decir todo aquello que no interesa a la política y por el cual la clase media hace un mundo.
Ahora bien, ¿Quién es Cristina?, ¿Qué es Cristina?, ¿Finalmente es buena o es mala? Cristina es una dirigente que cuando se hizo cargo del gobierno hizo Peronismo, o sea respetó y cumplió las banderas peronistas que son independencia económica, soberanía política y justicia social, después si es o no peronista es una charla para las cuatro de la mañana en el café semivacío y con dos copas de más.
Es humana y comete errores, esos que el cristinismo justifica con el manual de excusas equivocadamente. Su balance es positivo entonces el cristinismo no debe enojarse porque su líder se equivoca. En su matrimonio con Néstor, quien entendía el poder a la perfección era su marido, de ahí los errores de Cristina cuando este faltó.
Que haya acordado con el Frente Renovador fue y es un error, pero debe aceptarse y no justificarse. Los acólitos de la jefa se deben enojar con aquellos que la descalifican, con los mercenarios de la televisión que cobran fortunas por mentir e insultar al tiempo que victorean al clan Macri. Ese es el enemigo y no otro sector del peronismo.
De todas maneras, ya forma parte de la historia. Coincide con Perón con dos gobiernos buenos y un tercero regular al menos. A pesar de Alberto y Sergio la gloria no se la saca nadie. Fue la única presidenta votada y la única que en su despedida en el 2015 reunió 900 mil personas que la aclamaban.
Igualmente, la grandeza de Cristina con errores incluidos, no incluye a Capitanich, Wado, Máximo y demás. Los votos y las personalidades no son transferibles. Máximo es el hijo, un buen muchacho, habla bien, pero le falta mucho, al igual que Wado de Pedro. Capitanich es correcto pero su talento es limitado. Así y todo, miden mejor que el Alberto alguien que se encontró con una inmerecida presidencia. Alguien que no supo agradecer el regalo de su jefa y solo cumplió con su esposa en la fiesta de cumpleaños en Olivos. Por eso Cristina no es buena ni mala, Cristina es. ¿No le parece?