CREYENTES

Por Carlos Galli.
Los Católicos creen en DIOS.
Los judíos creen en DIOS.
Los musulmanes creen en Alá.
Los chinos creen en Confucio.
Los hindúes creen en el hinduismo.
Los egipcios, en sus múltiples dioses.
Los budistas en Buda.
Los Cristianos Evangélicos en la Unicidad del Espíritu. Es decir, admiten a JESUCRISTO como único DIOS verdadero.
Los Cristianos trinitarios, en la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Taoísmo, creen en el dios Tao.
Los jainistas, creen en la cosmología.
Sijismo, en el Gurú Nanak.
Neopaganismo, diferentes dioses paganos.
Bahaísmo, en DIOS.
Wicca, en los espíritus de la naturaleza.
Templarios, en la guerra religiosa. Eran monjes y militares creyentes en un dios guerrero.
Y podría seguir enumerando más religiones y más doctrinas, pero sería aburrirlos.
Todos tienen derecho a creer en lo que sientan en su corazón y en su espíritu.
En lo personal, creo solamente en JESUCRISTO, entendiendo que es DIOS. El verbo encarnado. Hecho Hombre. Nacido en Belén de Judea. Que padeció bajo el poder de Poncio Pilato, aquel que lavó las manos, y que fue senador al servicio del Imperio Romano.
El pueblo hebreo, atemorizado, y negando al Mesías, obligó al pueblo a votar en favor de un asesino y ladrón como Barrabás, para que quede libre, y de esta manera crucificar al SEÑOR JESUCRISTO.
Pasaron más de dos mil años, y nada ha cambiado.
Los corruptos y poderosos, en muchos casos en plena libertad, y muchos perejiles presos o esperando condena.
De Judas Iscariote, aquel que traicionó a Jesús, por treinta denarios. Hoy quedaron sus «discípulos», porque los traidores están a la vuelta de cada esquina.
El Apóstol Pedro lo negó tres veces. Hoy están, hay cientos de miles que niegan la realidad de lo que ocurre en nuestro país.
Si Jesús naciera en nuestros días, la dirigencia política de todo el abanico y de todos los sectores, sean de derecha, de izquierda, liberales, conservadores o libertarios, sin dudas, le robarían el oro, el incienso y la mirra.
Si hablara a favor de los pobres, de los desposeídos, lo tratarían sin temor a equivocarme, de ser zurdo.
Si perdonara a una prostituta, seguro que haría quilombo el colectivo feminista.
Si multiplicara los peces y los panes, lo tratarían de demagogo.
Si volviera a decir, conforme a SU PALABRA: “Dejad que los niños vengan a Mí”, dirían que es un pedófilo.
Si tuviera el cabello largo, hasta los hombros y usara túnica, la derecha retorcida y reaccionaria, lo acusarían de ser homosexual.
Si hubiera estado con los militantes del campo popular, en vez de crucificarlo, lo hubieran fusilado en Trelew.
Si hubiera vivido entre nosotros en los años 70, lo hubieran llevado a un centro clandestino de torturas y flagelos y sin dudas, sería uno de los tantos miles de desaparecidos.
Como dice la letra del tango Cambalache, “El mundo fue y será una porquería, en el 510 y en el 2000 también”.
Nada ha cambiado. Para pensar y meditar. ¿O me equivoco?




