Por Gabriel Princip
La cadena estatal y privada de medios emite en forma cotidiana el reality del momento, el caso López. Ayer fue Báez, mañana algún K de tercera línea y así mientras el modelo no cierre. Los papeles de Panamá quedaron marginados de los medios y solo se puede leer el libro escrito por los alemanes donde especifican que los papeles de Panamá surgieron como una operación de Paul Singer para encontrar el dinero K y embargarlo, y tropezaron con las cuentas de Macri y su banda. Pero de eso no se habla.
Si hacemos historia sobre el tema corrupción recordemos a Juárez Celman que dejó el poder por esa causa en manos de Julio Roca, un genocida honesto. Luego cayó Yrigoyen por la misma causa aunque no se probó nada y siempre se mencionó a Perón, Isabel y cuanto gobierno popular, el resto de los gobiernos establecieron su sede gubernamental en el cielo. Claro, unían medios y justicia para su blindaje. Todos bañados en agua bendita aunque el pueblo sabía que eran los verdaderos corruptos.
Perón habló del tema y dijo: “Cuando hay corrupción como fenómeno social frente a la deshonestidad, es responsabilidad de las conducciones, por eso resulta acontecimiento cierto aquello que siempre el pescado se pudre por la cabeza y necesariamente se dan tres factores: el agente corruptor, el acto corruptor y la persona o pueblo corrompido.
Resulta difícil que la corrupción comience en los estrados inferiores de las corporaciones o poderes públicos, son los así designados gerentes del bien común o elites quienes inician o engendran el proceso corruptor y los más pequeños son los escandalizados, los que sufren en carne propia el hedor y las consecuencias de los corruptores.
El actor corruptor es aquel gobernante que se sirve de su cargo para enriquecerse y los corrompidos son aquellos a quienes el acto corruptor perforó su alma, oscureciendo el sentido diferencial entre el bien y el mal”.
Siempre en el transcurso de los gobiernos que suceden a aquellos populares se hablará de corrupción. Aconteció en el 30´, 55´, en el 76´ y en la actualidad. Siempre se busca transferir la culpa. Por lo general, como pasa ahora, se trata de consolidar un modelo económico perjudicial a las mayorías. No se encuentra la faz positiva del plan, entonces se recurre a la célebre palabra corrupción para descalificar la obra de la gestión anterior y de paso, hacerla responsable de la miseria actual.
Ya pasó y seguirá pasando. Nadie explica el aumento de la luz, entonces se presenta el caso Báez. No podemos hablar de los papeles de Panamá, inyectamos una dosis importante del caso López y nadie puede entender la falta de manejo político del presidente, entonces vamos por el lavado, corrupción K y el chicle que robó un concejal K cuando iba a salita celeste.
Los conceptos corrupción e inmigración son los preferidos de la Cía. para dividir sociedades latinas y desgastar gobiernos. Un país funcionando que dejó la gestión anterior solo podía ser derribado con una de esas palabras. El poder real la utiliza y la transmite en vivo, directo y en cadena y de paso le pide una mano a la justicia.
Esto pasa hoy, mañana y pasa siempre, sostuvo una fuente amarilla. Pero mientras se fijan en Báez, López y otros apellidos de la guía los negocios porteños siguen a la orden del día. El amarillo nos cuenta: “Te doy un dato de ahora nomás, el hipódromo tiene 4000 tragamonedas, cada una arroja una ganancia neta de 100 verdes diaria o sea 400000 verdes mensuales. El 50 es la ganancia del dueño, el otro 50 entre estados y poder político. O sea por lo menos 1200000 dólares anuales caen en bolsillos y no son K precisamente”.
Para muestra un botón, mientras esto pasa, la tele sigue con López y Aranguren planea más tarifazos para este boletín. La corrupción es inherente al ser humano al igual que sus miserias por lo tanto pensemos en lo importante y en los que podemos resolver, el resto es un problema del poder.