En todos los medios y en la redes hay afiches, fotos y relatos conmovedores en contra de los atentados en PARÍS, con un saldo de muerte tremendo y un horror espantoso.
Hubo muchos otros este año y en el pasado más o menos cercano, a diario mueren ahogados ancianos, mayores, jóvenes y niños en las costas europeas, que salvo contadas fotografías, no todos los muertos parecen iguales para estas adhesiones, que comparto por supuesto, pero olvidan tantos horrores que superan con holgura los provisorios 127 muertos de ayer.
Nada se puede justificar, pero hay que reconocer que estamos en un escenario bélico donde los homenajes deben producirse después de firmada la paz, nunca antes, porque sin esa paz todavía seguiremos en guerra, donde sólo hay tiempo a recoger los muertos, para que ambos bandos puedan seguir atacando y defendiendo hasta lograr la victoria final, si es que ello es posible.
La PAZ no se proclama ni se mendiga, se la debe conquistar y mantener como a todo ser vivo. Veamos qué podemos hacer para desenmascarar a los autores intelectuales y prevenir, a cara lavada, otras embestidas que irremediablemente habrán de producirse. No le regalemos nuestro sentimiento, en muchos casos poéticos, para que se siga hasta el infinito con este conflicto.
GARCILAZO
