Chile-Argentina: Sintonía a flor de piel

Por Margarita Pécora B.
Desde luego que fue un privilegio –aunque algunos escépticos no lo quieran reconocer- el hecho de que Gabriel Boric, el nuevo mandatario chileno, haya decidido que su primer viaje post asunción presidencial, tenga por destino a la Argentina y no otra nación, como solemos ver a aquellos que aterrizan complacientes, primero en Norteamérica dejando postergados a países de su propia región.
Aunque sería prematuro evaluar la visita de Boric sin que haya concluido, las primeras horas de su estancia en tierra argentina ya inclinan la balanza hacia una muy provechosa misión, donde más allá de los abrazos, y los apretones de manos con Cafiero el canciller , y con el presidente Alberto Fernández, gestos que no escaparon a los que miran con lupa cada detalle-, lo cierto es que hubo un halo de empatía fuerte entre ambos mandatarios, y la cordialidad fluyó, del mismo modo que avanzaron en las firmas de acuerdos bilaterales trascendentales para las economías de los dos países limítrofes.
Lo mismo se espera suceda en los contactos con las máximas autoridades del Congreso de la nación, donde parlamentarios que vienen en la comitiva de Boric encontrarán espacio para dialogar con sus pares argentinos sobre temas de interés común en el ámbito legislativo.
Tal vez muchos no lo notaron, pero la primer persona en ser saludada por Gabriel Boric al descender del avión que lo trajo a Buenos Aires, fue Bárbara Figueroa, y esto aunque parezca reglamentario del protocolo , fue una distinción para la mujer que recién asumió como nueva embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de la República de Chile en la Argentina. Y no es cualquier mujer la que ahora lleva sobre sus hombros el peso de la misión diplomática, en Buenos Aires. Licenciada en sicología, militante del Partido Comunista , Bárbara fue presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile, y su trayectoria y temple, no pasaron por alto al ser la elegida para cargar con la responsabilidad de viabilizar los contactos para el cumplimiento de la agenda bilateral Chile-Argentina, que no solo se limita a la promoción de protección de los derechos humanos, la centralidad de las políticas de género, el cuidado del medio ambiente, sino que abarca asuntos de gran impacto en el desarrollo de ambas economías, donde se decidirán inversiones en ciencia, tecnología e innovación para promover el desarrollo regional.
“Hermandad a flor de piel”- fue el comentario de una conductora de televisión que proyectó con buenos ojos la visita; «Una nueva etapa en la relación”. estampó Página 12 acerca de la llegada del joven mandatario chileno de 36 años de edad que sorprendió a transeúntes al pasearse por Palermo, y visitar una librería clásica como si estuviera en su propio barrio.
En contraste, Clarín, a la cabeza de los Medios siempre puntillosos y confrontativos, editó notas tendenciosas, marcando diferencias, como para aguar la fiesta-dicho en buen castellano.
Se vio como después de firmar acuerdos bilaterales. Gabriel Boric y Alberto Fernández dialogaron brevemente con la prensa, y fue ahí, donde Boric fue consultado por los límites de la plataforma continental y donde reconoció que su país tiene «diferencias» con el Gobierno argentino, respecto a lo cual dijo textualmente:
«La política de límites de Chile es una política de Estado. Por lo tanto, acá nosotros podemos tener una diferencia, pero no me cabe ninguna duda que esa diferencia en particular por la plataforma continental antártica vamos a resolverla mediante los buenos oficios, vía diplomática, y no impedirá que paralelamente profundicemos y mejoremos nuestras relaciones en materia cultural, energética, económica y también en materia política».
Aunque el diario La Nación, crea que el presidente chileno atravesó por cuatro momentos incómodos cuando le preguntaron sobre ese asunto de los límites , también por mapuches, por Apablanza, y por la cuestión de los Derechos Humanos, lo que se vio fue a un político muy seguro de sus argumentos, y hasta tajante en sus respuestas.
En esa breve rueda de prensa, un periodista de La Nación, recibió un baldazo de agua fría, cuando de manera tendenciosa, increpó a Boric sobre su postura respecto de “violaciones” de los derechos humanos en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El chileno, rápido de respuestas, dejó claro que “el problema que existe en algunos sectores de izquierda, de un doble estándar en materia de derechos humanos, también lo tiene la derecha cuando habla de la tríada Venezuela, Cuba, Nicaragua y el periodismo lo reproduce ¡Por qué me preguntan por Venezuela, Cuba y Nicaragua y no me preguntan por los derechos humanos en nuestro país!- dijo tocándose el pecho enfáticamente-,o por el asesinato de líderes sociales en Colombia-.
Como era de esperar el mandatario chileno patentizó también su apoyo al reclamo argentino por la soberanía sobre las islas Malvinas, y dejó claro que la relación entre ambos países es una relación «sin fronteras». Del mismo modo se declaró «aliado, cómplice» de Fernández en la «batalla contra la desigualdad por un mundo más justo para todos y todas».
Así las cosas, no es una vaga sensación, sino una clara percepción de que por fin existe una plena sintonía entre los propósitos de los gobiernos de Chile y Argentina, de avanzar en proyectos comunes con ventajas recíprocas, poniendo a un lado las diferencias ideológicas, si es que existen-,dispuestos a hacer que de una vez por todas la cordillera de Los Andes no nos separe, sino que nos una, como expresó Fernández-




