
En la Argentina hay dos caminitos muy distantes, cuyos senderos ni son paralelos ni se cruzan, pero confluyen en un solo tango y que junto a “El choclo” y “La comparsita” son los más difundidos en el mundo. Veamos cómo se dio esa simbiosis que bien pudo ser “casual, en una esquina cualquiera” como bien lo pudo haber dicho Borges.
El caminito que imaginó Juan de Dios FILIBERTO, que le puso música a ese tango canción con reminiscencias folklóricas, es el que los porteños y turistas conocen en el Barrio de La Boca, en esa pintoresca esquina que se enfrenta a la Vuelta de Rocha. Originariamente fue un arroyuelo en la zona denominada “La Curva” y cuando lo pavimentaron se transformó en el trayecto de una vía ferroviaria que transportaba cargas del puerto, lugar por el que pasaba el autor hacia 1904 para ir a trabajar a la fábrica. En 1920 el ferrocarril fue levantado, lo que motivó al músico a reverdecer aquél recuerdo de ese caminito que transitaba diariamente y que finalmente cerró musicalmente en 1926.
En cuanto a la letra compuesta por Gabino CORIA PEÑALOZA fue creada 23 años antes, en 1903 y está inspirada en un amor frustrado del autor en una estadía forzada en la Localidad de OLTA, Provincia de La Rioja. Si bien el mencionado había nacido en Mendoza, se desempeñaba como recaudador de impuestos y al llegar a este pueblo, que hoy cuenta con poco más de 4.500 habitantes, lo sorprendió un temporal que duró varios días y anegó todas las salidas. Obligado a quedarse, al anochecer fue a pasar el rato a una casa de tertulias y allí conoció a María, sólo eso se sabe de ella, que con su belleza y las melodías que ejecutó en el piano cooptaron la atención del poeta. Fue así que atraído por esa mujer comenzaron un romance prohibido, no sólo porque María era menor de edad, sino porque además estaba prometida a un acaudalado hombre de la zona, así fue que pasearon su romance oculto por un caminito de apenas 2 kilómetros que iba del centro de Olta a la Localidad de Loma Blanca.
Naturalmente el hombre tuvo que seguir su camino una vez que cesó el temporal, no sin antes prometerle a esa mujer que habría de volver y así lo hizo a los pocos meses, pero ella ya no estaba, sus padres la habían llevado a un lugar desconocido del que nadie pudo dar referencias, sólo pudo saberse por un residente, que le confesó al mismísimo GABINO, que la mujer estaba embarazada. El relato poético nos dice que “desde que se fue nunca más volvió” y hasta allí llegamos, nada para agregar a esos versos ya eternos.
Mal no viene recordar que el poeta, igual que la maestra Rosarito Vera, eran descendientes del Caudillo Ángel Vicente PEÑALOZA, El Chacho, asesinado vilmente y desarmado por orden de Domingo Faustino SARMIENTO y cuya cabeza fue expuesta en una pica en la mismísima Plaza de Olta.
A instancias de Benito QUINQUELA MARTÍN, GABINO conoció a Juan de Dios FILIBERTO en 1920 y a partir de ese encuentro comenzaron una sociedad artística, de la que surgieron varios tangos entre ellos “Caminito”, que fue estrenado en 1926, interpretado por GARDEL en tres distintas versiones, pero que tuvo total proyección en la voz de Ignacio CORSINI en 1927.
No por muy escuchado y porque es una melodía poética que todos sabemos y alguna vez entonamos, no deja de transportarnos a nuestra primera y tierna juventud.
Un abrazo: GARCILAZO.