CACEROLA DE TEFLÓN

Por Bret Sinclair.
Finalmente Alberto Fernández se recibió de presidente. Contra todo lo esperado dejó de ser políticamente correcto y determinó los pasos a seguir durante dos semanas sin importarle la cacerola de clase media.
Que no haya clases presenciales y un toque de queda como le gusta decir a Infobae no es una idea original. Pasó en Francia, España, Corea, Italia, Alemania e Israel. No inventamos nada, claro que para la cacerola de teflón el presidente es un fascista.
No hay circulación por la noche ¿y saben por qué? Cuando se apeló a la responsabilidad individual y social, se cansaron de armar fiestas clandestinas y enfermarse. Esos que hacen cinco horas de cola en el Hospital Durand para hisoparse, estaban de fiesta en fiesta. Consecuencia, no circula más nadie, y todo bajo la estricta vigilancia de las Fuerzas Federales, cero milicos.
Al colegio por computadora. Y eso de que el colegio no contagia, puede ser, pero nunca escuchó a las maestras “tengo cuatro colegios y no doy más”. El tema es restringir la circulación. Y no quiero escuchar a Larreta preocuparse por los chicos pobres que no tienen computadora. Su obligación era conectarlos, no cumplió y hoy labura de demagogo.
No hay gimnasio, ni club social, ni nada, todo cerrado. Señora engorde pero viva. Reuniones sociales hasta ahí. El presidente puede ser cualquier cosa pero fascista no lo es. Es dialoguista, quizás demasiado para mi gusto. Pero no arruine su cacerola, cocine. Sea útil. Nada de lo que se programó es exclusivo de la Argentina y se hace por la irresponsabilidad, en gran medida del porteño. Ese que le importa una elección donde seguramente caerá derrotado y manda al muere a más de uno. No se morirá de hambre. El gobierno ayudará como lo hizo el año pasado pero hoy es más importante parar el virus por unos días, antes que sea tarde.
Y usted que no entiende nada de política sepa que no hubo revolución alguna generada por una cacerola. No haga el ridículo y ayude. De lo contrario va camino a hacer fila de cinco horas en el hospital público. Y si vive en un barrio paquete y tiene prepaga le informo que esa prepaga ya caputó -cerró- y los derivan al hospital, justo a ese edificio que lo iguala y lo salva. Por eso utilice la cacerola para un bife a la riojana y no para disfrazarse del Che Guevara de derecha.
Alberto Fernández no tuvo alternativa. Larreta como siempre en la diferencia buscando quedar bien con un electorado que se va achicando por las muertes del virus. Si quiere ser revolucionario y obtener más votos, un concejo de amigo, cómprese un peluquín. Por otra parte, Alberto Fernández no busca un voto sino estrena su título, porque acaba de recibirse de presidente.




