Las aperturas porteñas son directamente proporcionales a la suba de enfermos y fallecidos en el AMBA. En invierno, donde funciona el 50 por ciento de las camas de terapia para los casos de Covid-19, el intendente porteño abre sin ningún pudor bares y restaurantes en calles peatonalizadas. Al dirigente amarillo solo le importa la vida partidaria y su proyecto presidencial. Por esa razón, le dice que sí a sus votantes y aportantes.
Sabido es que si no es el pico, -es el peor momento de la pandemia en la Argentina- y la recomendación de los entendidos es: no hacer lo que ejecuta Larreta, pero nada le importa al jefe porteño. Su cómplice en el mundo de la ciencia es Fernán Quiroz, el ministro porteño de salud que hace de la demagogia un ejercicio diario. Suben los casos, los enfermos, los muertos, y te habla de amesetamiento. El bueno de Quiroz, que es accionista junto a Mauricio Macri en el hospital italiano, les dará licencia a algunos médicos y enfermeros pero se la descontará de sus vacaciones. Todo un gesto de este negociante de la salud protegido por los medios que pretende ser candidato en el 2021.
Larreta alguna vez tendrá que explicar que ha habido una cantidad de muertos elevada, por su irresponsabilidad. También alguna vez algún periodista de medios hegemónicos le preguntará ¿porque el presupuesto de salud es de 70 mil millones y el de publicidad 150 mil millones? Alguna vez Jonatan Viale le dejará de mandar centros a Santilli y Larreta y comenzará a preguntar. Más que un periodista parece un puntero derecho, todos centros.
Además de la gente que cada día se enferma más y también muere, el personal de salud llegó a un estado deplorable. El cansancio los supera. Cada médico atiende promedio a 16 pacientes, y también mueren. Y de esos 150 mil millones de pesos con los que cuenta el intendente para publicidad fue incapaz de pagar dos páginas para homenajear a los caídos del personal sanitario.
También el dirigente amarillo es responsable de su fuerza de choque, la policía metropolitana. Solo actúa cuando hay una manifestación por un desaparecido. Los anti-cuarentena hacen marchas y golpean a los periodistas, y la policía mira el cielo. Marchan los anti-barbijos y tampoco median para que no se junten. Los bares de Palermo y Recoleta repletos de gente y solo se clausuraron unos pocos porque intervino Santiago Cafiero, en una palabra es “el plan contagio” para demoler la imagen positiva de Alberto Fernández.
Así actúa la derecha. Simulan estar peleados y van minando la intención de voto del presidente que no atina ni a castigar, ni a apretar el botón rojo. Los enfermos van en aumento y muchos se podían haber evitado. La derecha no lo quiso así y si no presiona el botón rojo el presidente vamos a escribir en enero que los muertos ya pasaron los 300 mil como anticipa Jorge Rachid. El peronismo ama la vida, la derecha los negocios y la clase media adora al peronismo muerto y a Cristina presa. Así están dadas las cosas, es hora de que el gobierno actué dejando de lado el amiguismo tonto e inútil. ¿No le parece?
