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Opinión

BATMAN NO FUE

Por Gabriel Princip.

El origen del coronavirus quedó establecido el año pasado que obedecía a una cuestión natural. En principio un murciélago en un mercado, luego otro animalito chino, pero China no salía de explicaciones creíbles para una parte de la sociedad, pero raras e increíbles para los investigadores. Trump llamó el virus chino, amarillo y ni bien se conoció responsabilizó a la potencia asiática. Antes de ser presidente Biden no compartía la idea de Trump. Hoy envió a los servicios de inteligencia a averiguar que pasó en China en diciembre del 2019. El sistema determinó que aquellas ideas tal vez lógicas, pero que no coincidían con la versión natural se denominaban conspiranoides.

Lo ciertos es que un premio NOBEL afirmó fue un accidente industrial. Tres periodistas chinos, hoy desaparecidos, afirmaron que el gobierno de su país mintió; Alcira Argumedo manifestó en su momento que el virus lo instaló un soldado norteamericano en China; el escritor Daniel Estulin adjudicó el hecho a la elite gobernante; y quien les habla determinó en marzo del 2020 que podía ser un accidente industrial o China lo colocó a sabiendas. Pero jamás nunca podría ser algo natural, ya que en el país donde se originó y con 1800 millones de habitantes, el daño fue escaso. Es más, el único país ganador con la pandemia fue China.

Pasó un año y monedas, y la OMS que trató de investigar no otorgó resultado alguno, con lo cual aquellos conspiranoides pueden tener razón. Sabemos que si el autor del caos planetario fue China jamás lo confesaría. También sabemos que no pudo ser ningún país donde causó destrozos en su población y en su economía. O sea, todo Occidente queda fuera de esta conversación. Batman también es inocente, en una palabra todos los caminos nos conducen a China.

¿Por qué esta potencia puede ser el responsable? Creció en su Producto Bruto Interno, hoy vive una normalidad que es envidia del planeta, no tuvo muchos fallecidos ni enfermos y existen en Wuhan laboratorios que construyen virus. Es más, uno pertenece a Bill Gates, socio del Club Bilderberg, la mayor corporación mundial y otros laboratorios radicados en este país son propiedad de corporaciones transnacionales.

Se redujo la población, se redujo la tasa de natalidad, en Europa en un 20 por ciento y en Argentina en un 10 por ciento, tal como lo piden las corporaciones. En cambio, en China donde un matrimonio tenía prohibido tener más de un hijo, hoy puede tener tres. Acrecienta su población futura.

Los muertos siguen aumentando además de los precios en las vacunas, otro negocio transnacional. Los natalicios siguen bajando y usted todavía cree que Batman tuvo la culpa. Estamos en presencia de una guerra bacteriológica, de una guerra invisible y silenciosa, donde en un año la riqueza se concentró aún más, donde nacieron 500 millonarios en dólares y Occidente empezó su decadencia. Es hora de creer en conspiranoides, ¿No le parece?

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