ANTONIO LAS HERAS: La inserción forzada de la etnia quilmes.

Por Gabriel Russo –
El Dr. en Sicología Social, también filósofo y escritor describió el surgimiento de la ciudad Sagrada de los Quilmes. Las Heras, narró cómo los españoles sacaron a los quilmeños de su tierra originaria en la entonces provincia del Tucumán, los obligaron a caminar mucho más de mil kilómetros casi sin alimentos, poco agua, poco descanso, lo que provocó que de esos 2 mil 600 que iniciaron el camino, apenas unos 400 llegaron a destino, para insertarlos por la fuerza en lo que es hoy la Ciudad de Quilmes en la provincia de Buenos Aires. Del mismo modo, expuso la sospecha de que se dedicaban a trabajos de alquimia.
Es realmente interesante. Estuve la oportunidad de estar allá y recorrer, pero primero recordemos un poco quiénes fueron el pueblo originario llamado los quilmes, la famosa cerveza que lleva ese nombre, así como la localidad, es el lugar adonde fueron trasladados – de forma realmente cruel—. Los quilmes era un pueblo tan indómito, inteligente y avanzado en tantas cosas, que los españoles no los podían dominar. Entonces decidieron sacarlos de donde estaban, en lo que hoy es la provincia de Tucumán. Los sacaron de allí y llevaron a un clima diferente, zona donde no hay montañas, etc. A la localidad que hoy conocemos como Quilmes. En ese viaje terrible, la mayoría de la población murió en el camino.
¿Cómo fue?
Se morían un poco de hambre, y otros porque tenían que hacer la caminata a pie desde un lugar de la provincia de Tucumán hasta lo que hoy es el Gran Buenos Aires.
¿Unos 1 500 kilómetros más o menos?
Hombres, mujeres, ancianos, todos. Ese pueblo es los Quilmes. Hay un lugar que he denominado la Ciudadela sagrada del pueblo originario de los Quilmes, pero que tiene una característica muy especial, en ese lugar se puede hacer la visita guiada, pasar todo el día, y van a ver lo que fue esa construcción, y hay vestigios de antiguos alquimistas que desarrollaban sus prácticas- hablo del pueblo Quilmes-, siglos antes del nacimiento de Jesús. Y las pruebas están al a vista porque en lo alto del cerro todavía pueden verse los morteros tallados en la piedra misma, dispuestos de acuerdo a ciertas posiciones astronómicas, de manera tal, que por ejemplo ahora que tuvimos hace unos días el equinoccio otoño. Los morteros están alineados a posiciones astronómicas por las cuales los alquimistas quilmeños-siglos AC – ya podían hacer sus experiencias. Y se podían llenar con agua u otras sustancias para producir el fenómeno alquímico.
Lo habitual, lo que dicen los antropólogos arqueólogos, es que esos morteros habían sido utilizados siempre para moler el grano y convertirlo en alimentos, pero la explicación real que no toma la ciencia académica ni es políticamente correcta, es que allí se hacían experimentos alquímicos, es decir de trasmutaciones.
¿Por ejemplo cuáles?
No ha quedado rastro ni tampoco nada escrito al respecto, pero lo que podemos decir es que hacían avanzados experimentos de lo que hoy conocemos como química. Es verdad que usaban los morteros para mezclar sustancias.
Acá había la combinación de ciertas sustancias para poder hacer probablemente medicamentos naturales, diverso tipo de combinaciones de sustancias naturales, vegetales sobre todo que permitían alargar la vida y dar una fuerza superior, porque los quilmes eran muy indómitos. Era un pueblo fuerte, a diferencia de los demás de la zona.
¿Cómo es que llegan al Sur de la provincia de Buenos Aires. Porqué los traen los españoles?
Porque no había manera de someterlos al orden español. Y una técnica que ya había sido usada de sacar al pueblo y llevarla a otro lado conocido de la época de los griegos y lo romanos. Los sacaron de la zona de montaña, clima seco y los llevaron a un lugar totalmente ajeno, eso pensaron que iba a ayudar a someterlos.
Los quilmes tenían una preferencia por los incas…
Porque todos los pueblos cordilleranos hasta lo que hoy es Neuquén, estuvieron en comunicación con los incas. Tanto es así que en el Museo histórico y arqueológico de San Carlos de Bariloche hay elementos arqueológicos que son claramente incaicos, que han sido encontrados en la zona de lo que hoy es Neuquén. Fijate hasta dónde avanzaron.
En la Ciudad de Quilmes la avenida principal es Calchaquí.
Sí porque ese es otro de los pueblos originarios que estaba en la zona. Los quilmes fueron vencidos, sometidos militarmente en el año 1667, entonces los españoles decidieron llevar a 2 mil 600 sobrevivientes que habían quedado de la masacre hasta lo que hoy se conoce como Quilmes, en recuerdo a lo que se llamaba la “misión de Santa María de Quilmes”, a unos 35 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los obligaron a caminar mucho más de mil kilómetros casi sin alimentos, poco agua, poco descanso, lo que provocó que de esos 2 mil 600 que iniciaron el camino, apenas unos 400 llegaron a destino. Les faltaba el clima al que estaban acostumbrados el maíz y el algarrobo que eran sus alimentos.
¿Esta historia qué tiene que ver Juan Bautista Ambrosetti?
Ambrosetti fue uno de nuestros arqueólogos y antropólogos más importantes que investigó toda esa zona. Tanto es así que en 1897 va a descubrir esto que estamos comentando de la Ciudadela sagrada de los Quilmes. Y por esos días surge una primera rareza. Fin del siglo 19. Manuel Zabaleta en el museo que llevaba el nombre justamente de Ambrosetti, con más de 200 puntas de flechas, unos 300 ídolos de barro (imágenes de las divinidades que estos pueblos tenían), y acá viene un agregado que me gustó subrayar. Y dice “y caños de barro”. ¿acaso elementos para transportar el agua dentro de esta ciudad en la que se hacían trabajos alquímicos? Como fuere hay otro detalle y es que 300 ídolos es un número muy significativo solamente para una ciudad que al llegar los españoles tenía como mucho 7 mil habitantes.
Y el caño es un elemento que se usa mucho en química.
Obviamente. Otra cosa que señala el carácter de ciudadela sagrada de los Quilmes allí, es un descubrimiento que hace un antropólogo en 1919, excavando en la zona, donde encuentra varios cementerios de niños enterrados en una funeraria dentro del ámbito de lo que llamo ciudadela sagrada. Un lugar fortificado, protegido por un pucará que digo fue consagrado a prácticas alquímicas de quienes las ejercían en aquella época, a mi juicio, buscando lo que la alquimia busca que es trasmutar no solamente los metales, sino también a las personas… sacar las características positivas más importantes que cada uno de nosotros tiene. Algo que la civilización actual ha olvidado.
Pucará es hay varios , como el Pucará de Tilcara, etc. pero el pucará era un sitio fortificado en lo alto de la montaña donde se ponía al grupo militar del pueblo de manera tal que desde lo alto podían ver si el enemigo se acercaba, y atacar prácticamente sin ser vistos desde lo alto.
El pucará que ha quedado más perfecto que también el Dr. Ambrosetti fue uno de los primeros en investigarlo es el que está en la Quebrada de Humahuaca en Tilcara, hoy un pueblo turístico.
Hay una anécdota que demuestra que hoy se sigue tergiversando la historia y la arqueología. La primera vez que fui al Pucará de Tilcara fue hace poco más de 50 años. En un momento dado el Pucará sigue estando en manos de la Facultad de Arqueología de la Universidad de Buenos Aires, y en el pueblo de Tilcara tienen un museo. Unos 20 años atrás, en el patio del museo habían puesto unas piedras talladas, sacadas de la zona. Tengo las fotos. Durante años no volví a ir, pero antes de la pandemia fui con un grupo les hice de guía y veo que en el patio no están los menires, porque tenían grabados, voy a la administración y pregunto a dónde los habían pasado y me contesta la persona: Señor hace más de 20 años trabajo acá y jamás hubo eso ahí. Y tengo la foto… Escondieron los menires porque no encajan, no ajustan en la historia arqueológica académica. Y no sabemos dónde están.
Hubo un político catamarqueño que robó momias…
Esos menires tienen características astronómicas, están grabados, hay figuras que vaya a saber qué simbolizan y nos darían más conocimiento sobre estos pueblos que no eran atrasados eran muy evolucionados. Además en el mundo precolombino la escritura existía. Nuestros pueblos originarios conocían el número cero cuando en Europa todavía no habían tomado el concepto de cero que viene de los árabes, tomado a su vez el pueblo hindú”-resumió Antonio Las Heras-