Sociedad

“Alta Coimera”, el hit viral que convirtió la bronca en canción

El cover de  la célebre canción cubana "Guantanamera" trascendió las redes y se volvió un fenómeno de protesta popular.

Entre memes, parlantes callejeros y músicos reconocidos que lo interpretan, el tema refleja un nuevo modo de comunicar la política en Argentina.

Alta coimera, la mina es alta coimera, alta coimera, Karina es alta coimera”, así comienza la reversión de la clásica Guantanamera que nació en la sección La Fábrica de Jingles del streaming Gelatina, pero que rápidamente trascendió la frontera de las redes sociales.

El tema se inspiró en el escándalo por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), donde audios filtrados mencionan a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, como parte de un esquema de retornos vinculados a la compra de medicamentos.

Hoy la canción ya no es solo un meme musical: suena en boliches, en canchas de fútbol, en reuniones familiares y hasta en parlantes improvisados en las calles de Ezeiza. El fenómeno no es aislado: videos virales muestran multitudes cantando la canción como consigna política, e incluso un bar en Brasil replicó la letra con un grito final de “Fora Milei”.

En cuestión de horas, el hashtag #KarinaCoimera se convirtió en tendencia nacional, acompañado por miles de memes que pusieron en el centro de la escena a la hermana del Presidente.

Desde los jingles improvisados hasta los cánticos populares como protesta

La politóloga Natalia Aruguete, ha mostrado cómo en contextos de polarización y crisis las redes sociales se convierten en escenarios donde se condensan emociones colectivas. Allí, las narrativas virales no sólo amplifican lo que los discursos oficiales no alcanzan a contener, sino que también funcionan como espacios donde la ciudadanía canaliza broncas, miedos y pasiones.

Algo similar sostiene el investigador español Carlos Scolari, cuando describe el pasaje de un modelo de comunicación vertical -propio de los medios tradicionales- hacia una lógica de redes en la que los ciudadanos se vuelven protagonistas activos.

En esa ecología mediática, los usuarios ya no son receptores pasivos, sino productores que remixan, parodian y hacen circular contenidos en clave cultural: desde memes hasta canciones virales. Esa práctica, dice Scolari, es parte de un nuevo lenguaje político donde el relato institucional convive con narrativas creadas “desde abajo” y con códigos propios del humor digital.

En la Argentina, esa creatividad se volvió un sello: desde los jingles de campaña improvisados hasta la invención de cánticos populares como modo de protesta. Lo que antes eran consignas callejeras, hoy circula en formato de streaming y redes sociales.

La bandera en las plateas del Ciclón ironizando con el 3% de las presuntas coimas a Karina Milei.
La bandera en las plateas de San Lorenzo ironizando con el 3% de las presuntas coimas a Karina Milei.

 

Gelatina y la Fábrica de Jingles

La productora Gelatina, liderada por Pedro Rosemblat junto a Marcos Aramburu, se consolidó como un laboratorio de comunicación política digital. Su sección La Fábrica de Jingles comenzó como un juego con la audiencia y hoy es un dispositivo cultural capaz de instalar agenda.

“Para nosotros era un chiste. Se nos fue de las manos. Empezó con oyentes que mandaban covers, y ahora nos dicen que lo estudian en tesis universitarias”, contó Aramburu en Radio Con Vos.

En diciembre llevarán la propuesta al estadio de Argentinos Juniors, después de haber llenado el mítico Obras. Lo que comenzó como sátira digital, terminó como un show masivo con miles de espectadores cantando consignas políticas en clave de cumbia, rock o bolero.

El escándalo también complica directamente a Javier Milei

No es casual que hasta periodistas tradicionales como Eduardo Feinmann hayan terminado pasando los jingles en sus programas: “Todos se enojan hasta que salen en un jingle”, bromeó Aramburu.

Comunicación popular y política en «argentino»

La antropóloga Paula Sibilia, en “La intimidad como espectáculo”, ya había marcado cómo los formatos de entretenimiento atraviesan la política contemporánea. “Alta Coimera”, encarna ese cruce: transforma la indignación en show, la bronca en canción pegadiza.

En un país donde la política tradicional perdió la capacidad de conectar, la creatividad popular encontró el atajo. Lo que no despierta interés en un discurso en el Congreso se multiplica en un jingle irónico que circula en boliches, en recitales o en un parlante callejero.

No es un fenómeno aislado. Se vio en la campaña de 2023, cuando Sergio Massa, Javier Milei o Juan Grabois tuvieron sus propios «hits» virales, y hoy se reflejan en artistas reconocidos como La Portuaria, que no dudaron en interpretar “Alta Coimera”, en CNN Radio.

La canción, escrita y enviada por la artista monteriza María Paula Godoy a Gelatina, es el mejor ejemplo: nació como un cover casero de Guantanamera y en pocos días se convirtió en un himno de protesta popular.

Como anticipaba Umberto Eco, los paradigmas de comunicación cambian cuando los lenguajes oficiales se vuelven opacos: allí surge la cultura popular, que remezcla símbolos, melodías y discursos para generar un nuevo relato que conecta con la gente.

El trasfondo: el escándalo en ANDIS

El contexto que desató el hit no es menor. La filtración de audios atribuidos a Diego Spagnuolo, exdirector de la ANDIS, reveló un supuesto sistema de retornos en la compra de medicamentos.

En esos audios se menciona a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y al subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo “Lule” Menem, junto con la droguería Suizo Argentina. El esquema, según Spagnuolo, consistía en un 8% de coimas derivadas de los contratos.

Los audios de Spagnuolo: la Justicia allanó la ANDIS y encontró 200 mil dólares en el auto de un empresario señalado

La Justicia ya realizó allanamientos simultáneos en la sede central de ANDIS y en oficinas de la droguería, en una investigación encabezada por el juez federal Sebastián Casanello.

El jingle “Alta Coimera” no reemplaza la denuncia ni la investigación judicial, pero sí refleja un nuevo modo de procesar la política en Argentina. La bronca se canaliza en música, las acusaciones se vuelven canciones y la ciudadanía encuentra en el humor una forma de resistencia. En sociedades fragmentadas, la comunicación popular emerge como válvula de escape y como otra forma de disputar sentidos desde lo colectivo.

GD / EM ) (Perfil)

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