DIA DEL ARREPENTIMIENTO

Por Carlos Galli.
Ayer se celebro el Día Internacional del Arrepentimiento.
Y me pregunto, ¿Quién no tiene de que arrepentirse?
Todos, en menor o mayor medida, tenemos de que arrepentirnos, el que lo niega, es simplemente un necio o necia. En La Biblia, El Corán y en La Torá hebrea tiene un enorme significado. Arrepentirse de una mala actitud, de seguir un camino equivocado, o de una mala obra. El arrepentimiento debe ser sentido y salido de lo más profundo del corazón, de otra manera, no tiene ningún valor ni sentido. Solo arrepentirse de palabra, sin llenar las fibras del alma, es la nada misma.
Hay quienes se arrepienten de dejar un gran amor, la familia, un excelente trabajo, o dejar una doctrina o filosofía de vida.
No es lo mismo el arrepentimiento que el remordimiento, dado que este último es un acto que surge de la razón, mientras que el arrepentimiento, solo se expresa desde un corazón sincero.
En la política argentina, que es la que en esta oportunidad me interesa, existieron y existen algunos y algunas, que se han arrepentido de engañar y de mentirle al gran y sufrido pueblo argentino. Pero también están aquellos que no se arrepienten del mal que han causado a parte de la sociedad. En especial me estoy refiriendo a los militares genocidas, que regaron con sangre el suelo de nuestra Patria.
Estos nefastos personeros de la muerte, han dejado viudas, huérfanos, desaparecidos, y jamás se han arrepentido de nada, e incluso muchos militares asesinos han muerto, sin sentir culpa, ni arrepentimiento. Los fusiladores de la revolución “libertadora” tampoco mostraron arrepentimiento alguno. Las organizaciones guerrilleras, tampoco han mostrado un arrepentimiento genuino.
Los empresarios inescrupulosos, que esclavizan a sus obreros y trabajadores, tampoco se arrepienten de sus actos inhumanos.
Tampoco se rasgan las vestiduras del arrepentimiento, los sindicalistas que tranzaban y tranzan con los dueños del capitalismo caníbal y feroz.
Los sacerdotes pedófilos, tampoco se arrepienten de sus más bajos instintos.
Todo lo expreso, es irrefutable. No conozco un milico arrepentido, tampoco del otro bando. Mucho menos los curas, que además se autoproclaman inocentes.
Los empresarios nacionales y ceos de las multinacionales, tampoco se arrepienten de explotar a sus “trabajadores”.
Todos estos que no se arrepienten de sus miserias, sin dudas, algún día, arderán en las llamas del averno, pero allí, será demasiado tarde para arrepentirse de sus actos más aberrantes y entonces temblaran, porque conocerán la ira de DIOS.




