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Opinión

Políticos: Una casta privilegiada.

Por Carlos Galli.

Parece que muchos dirigentes políticos de nuestro país, tienen privilegios con respecto a la vacunación contra el COVID-19, aunque el protocolo indica todo lo contrario.

Entre muchos y muchas, fueron inoculados, Esteban Sanzio, Intendente de Baradero, también tuvo la suerte, Fernando Espinoza, “capo” de Lomas de Zamora.

El opositor amarillo, Gustavo Valdés, también puso el brazo. Juan Schiaretti, Gobernador de la provincia mediterránea, también fue vacunado, al igual que Kicillof, quien recibió las dos dosis contra este virus que afecta al mundo.

El Presidente de la Nación y la Presidenta del Senado, fueron vacunados por ser mayores de 60 años, aunque les correspondía en la tercera etapa.

Siguieron sus pasos, el Gobernador Misionero, como así también Raúl Jalil, de Catamarca, Gustavo Bordet de Entre Ríos y Jorge Capitanich, Gobernador de la Provincia del Chaco y su par, el puntano Alberto Rodríguez Saá, entre otros y otras.

Algunos dirigentes políticos, tal vez, por demagogia barata, porque soy muy mal pensado, no se han vacunado, como por ejemplo Horacio Rodríguez Larreta y Fernán Quiros, etc.

Evidentemente, los políticos argentinos son una casta poderosa con excesivos privilegios y mientras tanto el PUEBLO espera, como esperó casi siempre. Somos el ultimo orejón del tarro, y los últimos en la escala de valores, el tema es ¿hasta cuándo tendremos que esperar?, porque la paciencia tiene límites y el corazón… también.

Aquellos que tenemos enfermedades preexistentes, solo nos queda esperar un email o morir en el intento.

¿Cuándo podremos ser beneficiados con el “milagro” de la vacuna?, aunque en realidad, solo creo en los milagros que hace DIOS.

Los dirigentes políticos y funcionarios, sean nacionales, provinciales y municipales, son pobres mortales, que tienen una estúpida cuota de poder, que en todos los casos, tiene fecha de vencimiento, aunque se creen inmortales y una especie de semidioses.

Quiero, en lo personal, seguir teniendo paciencia, ilusiones y esperanzas, pero a los 68 años, habiendo padecido cáncer de próstata; un bypass coronario y tener varias hernias de disco, solo me queda confiar en DIOS, porque los dirigentes de todo el abanico político, cada día me causan más desesperanzas y marcadas desilusiones.

Finalizo con una frase bíblica: “Maldito el hombre que confía en el hombre y bendito el hombre que confía en DIOS”.

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