
El mundo en pandemia. Millones de almas han partido por un virus invisible, virulento, traicionero, y que no discrimina raza, credo o religión.
Los que hacen diferencias son los diferentes gobiernos y los laboratorios inescrupulosos, que son empresas multinacionales, que especulan con la salud y la vida de 7.500 millones de seres humanos, que tenemos el sagrado derecho de vivir.
Nos han dicho que existen una docena de vacunas para controlar este virus maligno y letal. Los países en vías de desarrollo y crecimiento como el nuestro, aun no han llegado, y nos tienen a todos ansiosos, desesperados, angustiados y tristes.
Hemos visto como familiares, amigos y conocidos, ya no están entre nosotros. No hemos podido darles el último adiós. Los hemos llorado en silencio y en soledad. Nuestros amados abuelos, se han ido sin ver por última vez, a sus nietos y a sus propios hijos.
Hace casi un año, alguien dijo que el virus no llegaría a la Argentina y que solamente le preocupaba el dengue. Cuando esta farsa se desvaneció, nos dijeron que con una cuarentena, volveríamos a una vida casi normal. Después nos afirmaron que nuestra Republica tendría menos de diez mil fallecidos, al día de hoy, ya se superan los cuarenta mil. Mucho de esta angustia enorme, se la debemos a las aperturas y permisos sin control, del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, también a las marchas de los antivacunas, algunos troskos y sus reclamos que le hacen el juego a la derecha recalcitrante. A las fiestas clandestinas y a los fines de semana extra largos, donde explotaron las playas y balnearios. Esta maldita pandemia mundial, ha permitido que salgan todas las miserias y egoísmos de unos y otros.
El Ministro de Salud expresó que había problemas con los vuelos a Rusia. Hoy Aerolíneas Argentinas, ha manifestado que hay diez vuelos disponibles para realizar los viajes al mencionado país. Entonces me pregunto, ¿Quién miente?
En definitiva, todos en su medida, nos han demostrado que somos una sociedad partida en varias fracciones, que creen tener la verdad absoluta y revelada.
Intento ver el vaso medio lleno, pero con el rabillo del ojo, observo la otra mitad vacía.
Cuando la vacuna este en mi brazo, y en el de cientos de miles de personas, que sin dudas, son mis semejantes, entonces podré decir que MI gobierno y el Estado, que somos todos, no han ni hemos fallado como una «Comunidad Organizada», como decía el General Perón.
Quiera DIOS, darnos una nueva oportunidad de ser mejores que antes.




