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Opinión

La reina de España con el parche para la herida hondureña.

Por Margarita Pécora  B.

 

No siempre  que  ocurre una tragedia en Latinoamérica, como la generada por el paso de  los potentes huracanes ETA e IOTA,    aparece   una figura  prominente de una realeza, como  la mismísima reina Letizia, de España, arriesgándose a un largo viaje por avión y  a un aterrizaje en  el corazón de Centroamérica  (Honduras), donde la gente   tropieza aún sobre  el lodo y los escombros de las casas, para sumarse a una  nueva  caravana migratoria, con la brújula  orientada hacia  los  Estados Unidos de Norteamérica.

Un total de 4,5 millones de personas  fueron afectadas y 85.215 casas dañadas de las cuales 6.109 quedaron completamente destruidas. Ese fue el cálculo realizado por la Comisión Permanente de Contingencias  tras el paso de los huracanes ETA e IOTA.  El organismo también  reconoce  que casi 100.000 personas quedaron damnificadas y muchas de ellas todavía se encuentran albergadas en más de 800 centros habilitados.

Por supuesto que ante semejante drama,   los hondureños  encabezados por su presidente se muestran agradecidos  ante   el   dadivoso gesto   de la soberana  de España, pero no hay  que desconocer que se trata solo de un gesto simbólico, apenas un parche sobre la profunda herida de la pobreza que  sacude a ese país; porque eso  significan a fin de cuentas las  120 toneladas de  ayuda humanitaria  que  llevó  Su Majestad para  asistir a los afectados por los huracanes.

Cuando se terminen esos alimentos,   los  hondureños  se pondrán al hombro el catre plegable del donativo,  y seguirán   su ruta  huyendo  de  un flagelo que   lo  justo sería  impedirlo promoviendo proyectos  sociales que generen  empleos dignos y bien remunerados, para que los  hondureños  no tengan que   depender de las remesas  que les mandan sus familiares  en  EE.UU., ni sigan  arriesgando sus vidas en medio de una  letal pandemia, por  alcanzar el “sueño americano”.

Para que tengamos una idea, Honduras es un país de ingreso medio-bajo que se enfrenta a desafíos significativos. En relación con la pobreza el problema más grave lo tiene  en las zonas rurales, en donde la pobreza alcanza al 68.2% de los hogares; pero estas son cifras del 2019 y sin contar el golpe de  los dos huracanes, por lo cual este 2020  se  ven  superados todos  los  indicadores que apuntan a la pobreza.

Un estudio  realizado por la Dra. en Ciencias Políticas, Cecilia Graciela Rodríguez, por la Universidad de Salamanca,   describía  el sombrío  escenario  económico hondureño  en el año 2019  que fue “de escasos resultados para Honduras, a  pesar de un incremento en su economía por encima de la media regional, gran parte de la población sufre malas condiciones por (carencia de servicios públicos, pobreza, falta de empleo y marginación). El bajo desempeño está asociado, entre otros motivos de índole político-social, con un crecimiento económico desigual concentrado en ciertos sectores, como el sistema financiero o de telecomunicaciones que no generan empleos de productividad (Forbes 2020), y con la vulnerabilidad de la estructura productiva, ya que las principales exportaciones hondureñas son productos primarios y manufactura de bajo valor agregado.

La propia  fuente concluye que “hubo signos de fragilidad y dependencia por la falta de desarrollo interno y la poca diversificación de la economía, la cual depende en gran medida de exportaciones agropecuarias de bajo valor agregado y de las remesas. Esto ha contribuido al mantenimiento de niveles altos de pobreza y de desigualdad en el ingreso.

Otros de los problemas manifiestos en 2019 son el acelerado deterioro de las instituciones, corrupción, violencia e impunidad que socavan la estabilidad general del país.

Todos estos factores han sido determinantes para que miles de hondureños huyan en busca de seguridad a pesar de las dificultades por las nuevas políticas antiinmigrantes de EE.UU. La permanente situación de inseguridad y criminalidad también viene afectando a periodistas, activistas políticos y sociales, y mujeres y miembros de la comunidad LGTB, cuyos agresores materiales e intelectuales rara vez son llevados ante la justicia.”

Por motivos  como estos,  los pueblos emigran, y cuando ello ocurre,  los gobiernos están demás. Es   una frase proverbial  pero  con  profundo significado, que  apela  a los gobernantes a que  resuelvan los problemas estructurales  de sus países  con políticas públicas, y proyectos de inversión que generen empleos dignos y  calificados;  para que  sus ciudadanos  no tengan que seguir mirando al Norte como  la única opción de vida.

 

 

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