¿Cuántas veces hemos escuchado la palabra devaluación? ¿cuántas? ¿Nos conviene?, digo ¿le conviene al pueblo, a las mayorías o vamos a caer en la trampa nuevamente? Cualquier tipo de devaluación que los medios hegemónicos tratan de imponer no es para sincerar la economía, sino para mejorar los ingresos de la oligarquía y sus lacayos. No es raro que cerca de Magnetto en su mensaje estén los miembros del peornismo. Duhalde, Bárbaro, Barrionuevo y esa banda de ex gorilas que el Partido Justicialista supo darle cabida. La devaluación es un retroceso no una salvación. No debemos pedirla ni hacerle el juego al cipayaje con la otra herramienta que la oligarquía tiene para dominarnos, el precio del dólar ilegal.
José Pablo Feinmann en su obra: “La condición argentina” explica: “el problema actual con el dólar es viejo. Se ha visto muchas veces. Celestino Rodrigo, ministro de María Estela Martínez de Perón y buen amigo de Jorge Rafael Videla, devaluó el peso un 100 por ciento para el cambio financiero y 160 % para el comercial. Lo hizo el 4 de junio de 1975. Seguramente para conmemorar el golpe del GOU y el ascenso de Perón al poder. Isabel y López Rega estaban detrás de Rodrigo, apoyándolo. Perón les había entregado en herencia el poder del Estado. Eran el peornismo. Hoy están vigentes y dispuestos a devorarse el poder. Ellos, los peornistas. Están aliados con las corporaciones financieras, la mesa de enlace, la vieja y nueva oligarquía, la Embajada de Estados Unidos y el poder mediático. A fines de 1975, a causa de lo que se llamó el Rodrigazo, los precios subieron un 183 por ciento y el país se hundió en el desabastecimiento”.
El libro de Feinmann es anterior a Macri. Por eso la clase media tiene que saber que la derecha asociada a algunos partidos de izquierda requiere su voto simplemente para llegar al poder. El gobierno es una visibilización burocrática que no es el objetivo de los bandoleros que componen la derecha argentina.
De más está decir que solo interesa a la oligarquía que provecho puede sacar de cada gobierno cipayo para seguir controlando un país de la que no se siente orgulloso. Para ello demuelen a la clase trabajadora, engañosamente llamada clase media, para que sea cómplice de cada saqueo con la única recompensa del odio antiperonista. En una palabra, la oligarquía sigue sumando patrimonio y el antiperonista puede llevar su cristina ahorcada a su pequeña marcha.
El peornismo no es solución, es complicidad. No por nada Duhalde ayudó a Clarín con la devaluación asimétrica y la pesificación. También colaboró con los bancos haciendo detener a Amado Boudou y se congració con los medios hegemónicos gracias a sus amigos del poder judicial que aportaron sus causas truchas al desmantelamiento de un modelo nacional.
Pero si el peronismo es solución. El archivo y su hoja de vida indican que fue creador de leyes sociales y laborales con Perón, ampliación de derechos con lo K mientras que la derecha solo tuvo imaginación para endeudar al país y colaborar con golpes duros y blandos. ¿Usted duda de este pensamiento?, entonces investigue ¿que hizo la derecha por usted en el siglo 20, que hizo Macri aparte de saquear, dejar morir a los submarinistas y maltratar a los jubilados? ¿O acaso miento?
