
Aníbal Fernández dice que Macri es un mamerto. Muchos lo tratan de idiota. Los medios lo protegen, el sistema opina lo contrario. Macri fue capaz de poner de rodillas al país, desintegrar su familia y aumentar en grado exponencial su fortuna. Le demostró a su padre que se puede llegar muy alto, pero siempre pisando cabezas como factor común de cualquier estrategia de poder, dejando a Maquiavelo como un simple boy-scout. En pocas palabras, es un perverso y no un tonto como dice el peronismo o un idiota bueno como proclaman algunos de sus amigos.
José Ingenieros en su libro: “El hombre mediocre” escribió en los orígenes del siglo pasado lo siguiente: “a los que dicen no hay tonto malo, se les podría responder que la incapacidad de mal no es bondad. Aún está por resolverse el antiguo litigio que proponía elegir entre un imbécil bueno y un inteligente malo, pero seguramente está resuelto que la imbecilidad no es una presunción de virtud, ni la inteligencia lo es de perversidad. Ello no impide que muchos necios protesten contra el ingenio y la ilustración glosando la paradoja de Rousseau hasta inferir de ella que la escuela puebla las cárceles y que los hombres más buenos son los torpes e ignorantes.
Sócrates enseñó que la ciencia y la virtud se confunden en una sola y misma resultante, la sabiduría. Para hacer el bien, basta verlo claramente, no lo hacen los que no lo ven, nadie sería malo sabiéndolo. El hombre más inteligente y más ilustrado puede ser el más bueno, aunque no siempre lo sea. En cambio el torpe y el ignorante no pueden serlo nunca”.
Algo de razón tenía el célebre escritor. Macri impuso su estilo de perversión e ignorancia. No tiene verba, carece de discurso, solo habla de fútbol y entiende al poder como aquel que tiene más dinero y punto. Casi todos los presidentes escribieron libros, este no es el caso, es más, el libro de Cristina lo derrotó y el libro de su hermano lo puede llevar a la cárcel. En una palabra, no es ninguna novedad el enfrentamiento que el ex presidente mantiene con la ilustración.
Lo lamentable de Macri es que haya gente que lo haya votado y todavía lo sostenga. Pero el amigo del ignorante es un par, el que avala a un perverso es su cómplice y el que sostiene al tonto malo es un igual. Macri fue votado por un 40 por ciento de la gente con lo cual ya sabemos el porcentaje exacto de perversos e ignorantes que tiene el país, ¿no le parece?




