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Opinión

EL CONTROL DE LA CAJA BOBA

Por Dany Wilde.

Si hay un aparato hoy en día que controla, aburre y no sirve es la televisión. Para el poder si es útil. Uno cree que es libre mirando la tele pero está siendo controlado y manipulado. La caja boba es el mejor hipnotizador del mundo ya que se mete en todos los hogares sin pedir permiso y le dice a la gente lo que debe creer. Según los estudiosos la televisión crea la base para el lavado de cerebro colectivo de los ciudadanos. La ciencia nos cuenta que una de las cosas que ocurre cada vez que vemos la caja boba es que el hemisferio derecho del cerebro está doblemente activo que el izquierdo, ya tenemos una anomalía neurológica. El cruce del izquierdo al derecho libera un torrente de los opiáceos naturales del organismo, las endorfinas, que a su vez comprenden las beta-endorfinas y las encefalinas. Las endorfinas tienen una estructura idéntica a la del opio y sus derivados (morfina y heroína), o sea la tele funciona como un sistema de suministro de drogas de alta tecnología.

Daniel Estulin en su libro “El Instituto Tavistock” explica que: “los lava-cerebros encargados de esta transformación han ejecutado el truco más perfecto. Han sido capaces de persuadir a las personas de lo que ven con los ojos es lo que hay que ver. Luego, la gente se reirá en su cara cuando usted intente explicarle el panorama más de conjunto y la realidad que se oculta al otro lado del telón”.

Como ejemplo nativo sirva el caso López. ¿Cuantas veces vimos por la caja boba a un señor oscuro y calvo dejar un bolso en un convento? mientras el relator describía que ese señor de apellido López era empleado de Cristina y estaba arrojando un bolso lleno de dinero mal habido. Sirvió para la campaña y la derecha se impuso. Macri fue presidente y Cristina para Google la ladrona. El tiempo pasó y se supo por confesión de parte y en expediente que el tal López llevaba dinero de una coima que tenía que ver con Macri y con una constructora brasileña. Nunca tuvo que ver Cristina y menos el convento, ni el papa. La mentira quedó en el inconsciente colectivo, la verdad pocos la recuerdan.

Otro ejemplo de estos tiempos es la transmisión en directo por TN de máquinas excavadoras en Santa Cruz buscando la ruta del dinero k por el lavado de dinero. Todos vimos máquinas que escavaban y no encontraron nada. Todos tenemos en la memoria que Cristina hizo pozo por pozo para lavar dinero. Lo habrá gastado porque luego no se halló nada. Esa es la mentira que todos recordamos. La verdad es que el costo de las maquinas fue de 250 mil dólares, que nunca hubo dinero porque nunca se robó y la acusación de lavado es falsa porque el lavado no se hace enterrando plata sino colocando plata en el circuito financiero, dinero de coimas sin registrar. ¿Pasó o no pasó?. Todos como tontos repetimos la yegua se robó un PBI, sin saber lo que es, ni el costo, ni donde está, al igual QUE LOS FAMOSOS 600 millones que Néstor capturó para su provincia Santa Cruz. Todo se probó que era mentira, porque un PBI es casi 600 mil millones de dólares, algo imposible de robar, solo se encontró la herencia de Florencia de 4 millones y los sueldos de Cristina embargados por Bonadío. Los famosos 600 millones volvieron a la provincia y Clarín nunca lo publicó.

Todo lo que pasa en la tele tiene dos objetivos: controlarnos y lavarnos el cerebro, esa es la verdad, la mentira es que entretiene, educa y forma. ¿Para qué se hace?, para atontarnos, no por nada se dice la caja boba. La tele nos convierte en adultos sensibleros de tendencias infantiles que no pensamos en los temas importantes. Más del 75 por ciento de las personas obtiene toda la información de la televisión, existe una generación entera casi dos que no sabía nada que no hubiere salido de la caja boba. Hoy la tele es la Biblia, la verdad revelada, quien saca y pone presidentes, quien lleva al escarnio público a inocentes, porque la caja boba está en manos equivocadas, en manos de empresas que responden a corporaciones supranacionales y estas a un elite de poder. Esa es la verdad, la mentira es que nos acompaña, que nos divierte. ¿No le parece?

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