La pandemia va por el ballotage y seguramente triunfará gracias a la estupidez humana. En Europa comenzó el rebrote y la OMS ya adelantó que vendrán tiempos difíciles, la pregunta para la OMS es ¿estos tiempos son fáciles?. Lo cierto es que el humano, sobre todo en Occidente, es proclive a no cumplir con las normas y el virus lo agradece, sino basta observar que Oriente la pasa mucho mejor, a excepción hecha de la India.
La Argentina es el espejo del ser humano. Miserable y estúpido. Si tenemos memoria recordaremos que los primeros casos de contagio fueron proporcionados por esa clase media que se fue de vacaciones donde el virus hacía estragos. Los primeros que llegaron infectaron a sabiendas. Recuérdese el caso del jubilado que viajó enfermo, contagió y murió. El chico que sabiendo que tenía virus llegó a Buenos Aires y fue a una fiesta de quince de su familia. Enfermó y mató a su abuelo. O el que vino de Brasil en auto, en malla y su tabla de surf en el techo. Estos seres humanos, a partir de ahora se los va a designar como los “sin libros” porque dieron comienzo a un contagio que podía haber sido menor. A pesar de ellos el gobierno actuó oportunamente y como la oposición estaba distraída, la Argentina fue ejemplo sanitario.
Todo iba sobre rieles hasta que los “sin libros” se cansaron y exigieron a sus líderes que la cuarentena terminara. El intendente porteño, como mascaron de proa, con su hipocresía que lo caracteriza comenzó con las aperturas y su policía hizo lo de siempre, no controlar, no trabajar. El gobierno no supo conducir políticamente al otro virus, el amarillo y de a poco el buen ejemplo se convirtió en uno de los países con más enfermos y fallecidos.
Los “sin libros” motivaron que los sin techo, viajarán para cumplir con sus funciones de peones, obreros, personal doméstico y demás oficios que los obligaban a trasladar de la provincia a la Capital. El virus contento, viajaba gratis y en forma diaria para contagiar todo el AMBA. De los fallecidos la mayor proporción encajan en la categoría de los “sin techo” ya que son más débiles, con menos recursos, peor alimentación y menos posibilidades de tener el mejor recurso sanitario.
No contento con esto, estos proclamadores sin sentido iniciaron marchas anticuarentena con un solo objetivo: hacer fracasar el plan sanitario. Lo consiguieron, y para ello enfermaron y murieron muchos soldados de su causa y también habitantes víctimas del egoísmo e ignorancia de los “sin libros”.
Esos que se informa con una colorada que de política sabe lo mismo que de una operación al corazón, que escuchan patoteros radiales que solo emiten insultos y mentiras y que si les preguntan ¿Cuál fue el último libro que leyeron? le responden el libro de oro de Patoruzú de 1976. Esos que creen que Borges no filma más películas, los mismos que votan todo lo que sea antiperonismo y que idolatran a Videla son más que responsables en la cantidad de muertos que la Argentina tiene y va a tener por efectos del coronavirus.
La ignorante sociedad porteña derrotó en el plan sanitario al gobierno. Lo que no entendió es que por efecto de su egoísmo la economía no puede resolverse y ellos también están pagando el drama argentino… Cómplices directos de la pandemia económica, autores ideológicos de la cantidad de enfermos de la pandemia sanitaria, los “sin libros” pretenden terminar con el gobierno de los Fernández. Alguien que le avise que si cae el peronismo y vuelve la derecha no solamente habrá más muertos sino que la economía será peor ya que todas las tarifas aumentarán como en tiempos de Macri y los únicos ganadores serán los nuevos Ceos que integren el gabinete. Por eso deben hacer un esfuerzo los “sin libros”, alguna vez deben leer algo más que una receta farmacéutica y entender que la derecha solo sirve para conducir un cuchillo y cortar la pizza. ¿No le parece?
