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Opinión

¡ Mil veces canalla !

Por  Margarita  Pécora   –

Canalla, hipócrita y mentiroso. No alcanzan los calificativos  para describir  el grado de ensañamiento y crueldad  al que  ha llegado el presidente de los EE.UU. Donald  Trump,  cuando este miércoles  anunció  nuevas sanciones contra Cuba-como si  no  le bastara  las  que impone con el  inmoral bloqueo económico y comercial-, prohibiendo ahora que  los turistas estadounidenses que viajen a la Isla  paguen hospedajes para sí  o terceras personas  en propiedades del gobierno cubano;  y que no   importen  puros  ni  alcoholes (rones y licores) desde la nación antillana.

Desde el podio  se le vio  actuando como figura de la farándula que es, pero esta vez  en el  protagónico de fiera herida y enjaulada, porque eso es lo que le provoca   su  desventajosa cosecha de intención de votos , respecto de su rival Joe Biden.

El magnate  que pretende renovar su contrato como inquilino de la Casa  Blanca, se hizo rodear por una veintena de mercenarios  derrotados  vergonzosamente  por las tropas de Fidel en Playa Girón, para  dirigirles frases aduladoras  tratando de  seducir a   ese  exiguo  grupo de  ochentosos,  a que se sume a  los votantes latinos  que necesita  para que le den  un empujón  en las presidenciales del  3 de noviembre.

Dando patadas de ahogado, Trump  dijo en su discurso a esa caterva de gusanos, lo que querían oír, que  castigue más a la Cuba comunista de los Castro, y que libere a Cuba. Sentimientos  utópicos a fin de cuentas, pero que le sirven para  manipular  arengando  bajo la consigna de  “Viva Cuba Libre” su promesa de liberar a Cuba “próximamente”.    Ello hace más que reforzar el papel de gendarme  mundial que junto con él,  han tenido  la mayoría de los presidentes  estadounidenses,  creyéndose dueños del destino de los países sudamericanos,  en particular de los que ha colocado en el “eje del mal”, entre ellos  Cuba,  Venezuela y Nicaragua.

La prueba más  contundente de que el  discurso de Donald  Trump, es   político, de campaña, pero además  hipócrita y mentiroso,  la reveló el Nuevo Herald – cuando  estampó que el magnate “estuvo buscando una  marca comercial  en Cuba”.

“Pese a que en 1999, durante un evento de la Fundación Nacional Cubanoamericana en Miami, Donald Trump dijo que rechazaría invertir en bienes raíces en Cuba hasta que el país estuviera libre del “régimen castrista”, años después al parecer cambió de opinión y tuvo la intención de hacer negocios en la isla caribeña, al solicitar el registro de su marca comercial en 2008.

Según la base de datos de la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial, el 29 de octubre de 2008 se presentó una solicitud de registro a nombre de Donald J. Trump con la dirección de la Organización Trump en Nueva York. Dentro del apartado de clasificación de servicios, el registro incluyó bienes raíces, servicios hoteleros, casinos, restaurantes y decenas más.”

Las nuevas maniobras de este canalla  que quiere  hacer rendir  por hambre  al pueblo cubano,  se suma a una larga lista de medidas de presión que aplica sobre  la Isla desde  que accedió a la Presidencia, en enero de 2017.

Esta semana, el   presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, durante su intervención  virtual ante la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU),  calificó al Gobierno de Donald Trump de ser «un régimen marcadamente agresivo y moralmente corrupto» que emplea «el chantaje financiero en su relación con las agencias del sistema de Naciones Unidas», y de paso  pidió la «democratización» de ese organismo internacional

Díaz -Canel hizo un recuento de las acciones que ha llevado a cabo Trump durante su Administración, entre ellas, «multiplicar la coerción y las sanciones unilaterales» en contra de otros países «que no se pliegan a sus designios» y «patrocinar el derrocamiento por la fuerza de gobiernos soberanos mediante métodos de guerra no convencional».

Cabe recordar que a  principios de junio de ese año, Washington aprobó restricciones contra La Habana, tales como la prohibición de los viajes grupales educativos a la isla, y la cancelación de las autorizaciones para barcos de recreo y de pasajeros, incluidos los cruceros y los yates, así como los aviones privados.

Una canallada tras otra, y lo  peor  es que  estos golpes blandos  ocurren  impunemente a la vista de los organismos internacionales como  las Naciones Unidas, que-como bien decía el mandatario cubano «algo muy especial y profundo ha fallado» en la ONU «cuando se asiste de modo cotidiano y permanente a la violación de los principios de la Carta de Naciones Unidas»…

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