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Mundo

Prudencia: palabra sagrada en la vuelta a clases.

Por Margarita Pécora.

Hay mucha sabiduría en algunos proverbios, por ejemplo en el que afirma, que “La prudencia es el más excelso de todos los bienes”.

Sin embargo, aún con la prudencia, o la cautela en cada paso que ha dado la Argentina en el manejo de la pandemia, a contrapelo incluso de la oposición que ha acusado al gobierno de exagerar o de “enamorarse” de la cuarentena, tenemos la triste noticia de que hay 11 667 muertos, la mayoría en el AMBA.

En el mundo hay que lamentar la muerte de más de 930 mil personas, 29 millones han dado positivo de Covid-19.

En medio de esta incertidumbre, se inscribe la reapertura de las escuelas, con clases presenciales, como un desafío para todos los gobiernos del mundo, algunos ya sea por presiones sociales, económicas o intereses políticos, se aferran a la evidencia científica que sugiere “que los niños pequeños no transmiten fácilmente la enfermedad” y tratan de no advertir la segunda parte de que “los mayores de 10 años la contagian igual que los adultos”.

Hay advertencias incluso de que “la sintomatología leve o ausencia de síntomas, puede convertir a los chicos en transmisores silenciosos. Y aunque se cree que los efectos del virus sobre ellos son menos dañinos, se han producido casos graves e incluso muertes”.

La Argentina, por suerte no ha pecado de imprudencia en las decisiones con respecto a la vuelta a clases, aunque se ha intentado en más de una ocasión, pero hace cuatro días Nicolás Trotta el ministro de Educación de la nación admitió que “se complicó el regreso a las aulas, porque la pandemia se está expandiendo en la Argentina e impactando en muchas provincias”.

Aún así, La Pampa retornó este lunes a las clases presenciales y también la provincia de San Juan con chicos de áreas rurales.

Los expertos dicen que “las escuelas solo deberían reabrir en casos en los que el virus esté controlado y bajo medidas de seguridad como la mascarilla (tapabocas) o la distancia social”.

Pero la reaparición de brotes de coronavirus no solo ha obligado a dar marcha atrás y luego adelante a algunos países, en medio de las dudas respecto a la idoneidad de reabrir los centros escolares.

Casos como el de Israel, uno de los primeros países en reabrir los colegios a finales de mayo, sembró alarmas porque poco después de la reapertura, cientos de centros se vieron obligados a cerrar de nuevo debido a los contagios de alumnos y profesores, que esparcieron el virus por sus comunidades. A pesar del revés sanitario, el premier israelí Benjamín Netanyahu y su Ministro de Educación decidieron comenzar el ciclo lectivo el primero de septiembre.

China, es otro caso; fue el primer país que sufrió el virus, empezó a reabrir escuelas en mayo, pero según fuentes de la UNESCO, la mayoría siguen cerradas en las principales regiones. Ellos miden la temperatura de los alumnos a la entrada de los centros y sólo se les permite quitarse el tapaboca o mascarilla a la hora del almuerzo.

Por otro lado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido la apertura de las escuelas en una de sus obsesiones basándose en que los niños son “casi inmunes al virus”. Facebook suprimió uno de sus post, un vídeo en el que repetía esa afirmación. En parte del país han vuelto las clases presenciales.

También en Francia millones de niños volvieron a la escuela pese al recrudecimiento del coronavirus.

«El virus todavía está ahí y hay que protegerse», advirtió el presidente Emmanuel Macron en un video de Instagram dirigido a los más de 12 millones de niños que volvieron a las aulas. Pero cuidado no se estén apresurando demasiado en Francia donde ya suman 31 mil muertos y se nota una curva ascendente en casos de contagios en esta última semana.

Las autoridades educativas han concluido que “es muy importante mantener el modo presencial, dado que las clases telemáticas perjudican a alumnos de medios sociales más modestos y problemáticos”, pero abrir las aulas con el virus golpeando a diestra y siniestra, es correr el mayor de los riesgos. De producirse contagios o el peor final entre los chicos, cualquier presidente puede dar por terminado su mandato.

Alemania también retomó la actividad escolar de forma experimental en medio de la preocupación por el repunte de contagios y el debate sobre la mascarilla. El retorno a las aulas se hace de acuerdo a parámetros de distancia social y medidas de higiene implantados durante la pandemia, aunque no hay una normativa definida en torno al tapabocas.

Otros estados federados, como Berlín ya ha impuesto la obligatoriedad de su uso en las zonas comunes, patios y pasillos, pero no en el interior del aula.

En nuestra región del cono sur, solo Uruguay ha retomado las clases presenciales, pues como se conoce es el país con menor impacto del Covid-19 y muy baja tasa de mortalidad.

Así está el mundo en un vaivén, tanteando el terreno para no pisar en falso con la vuelta a clases presenciales porque se trata de la vida de la generación que garantizará el futuro de nuestras naciones, y en tal caso, sería imperdonable cometer errores que pongan en riesgo la vida de los chicos.

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