
Ya no sorprende ver que las grandes transnacionales de la información ignoren, silencien o sepulten en el anonimato los logros de Cuba, ya sea en el terreno científico como en el diplomático donde se inscribe el incansable reclamo por el cese del bloqueo que le impone Estados Unidos hace más de medio siglo.
Cerco económico, que Donald Trump acaba de firmar que se extienda un año más, es decir hasta 2021 para prolongar las penurias sobre la población de la isla caribeña.
Es de manual que los medios al servicio de la derecha neoliberal dirigida desde los Estados Unidos de Norteamérica, utilicen todas sus herramientas y soborno financiero para tender ese velo negador sobre Cuba, a la que han ubicado en el eje del mal junto a Venezuela, y por la que han desatado rabiosas operaciones mediáticas para desprestigiar a las brigadas medicas cubanas que van por el mundo ayudando a salvar vidas en el marco de la pandemia del Covid-19.
Por eso no extraña que hayan ninguneado un hecho de tanta envergadura científica para la Mayor de las Antillas, como es la obtención de la vacuna Soberana 01, cuyos los ensayos clínicos en humanos la posicionan como primera de América Latina…
Recordemos que habían sido registradas 167 vacunas potenciales contra la COVID-19. La cubana se sumó a otras 29 que la OMS aprobó para estudios clínicos, seis de las cuales se encuentran en la fase 3, la de testeo en humanos a gran escala. En Latinoamérica hay otra docena de vacunas autóctonas en desarrollo pero, salvo la cubana, todas están en fase pre clínica.
Dagmar García Rivera, directora de investigaciones del Instituto Finlay, el centro científico estatal cubano que dirige el proyecto, afirmó por las redes que “el candidato vacunal que produce la isla camina a paso firme y desde que arrancó los ensayos clínicos el 24 de agosto, reporta cero evento adverso grave luego de la inyección de los primeros 20 voluntarios”, -sostuvo-.
La muestra incluirá a 676 personas de entre 19 y 80 años y se prevé que los resultados estén el 1° de febrero. De modo que Cuba tendría su propia vacuna disponible para la población en el primer trimestre del 2021.
Pero lograr una vacuna 100% nacional en un país con grandes limitaciones económicas es un logro extraordinario, solo posible porque descansa sobre una sólida política de fabricación y aplicación de vacunas del sistema sanitario integral que desarrolla la isla.
Desde el triunfo de la Revolución en 1959 se impulsó la formación profesional desde las universidades y se creó un Polo Científico con la orientación de combinar investigación con producción.
La elaboración de vacunas es uno de los logros más significativos: Cuba produce ocho de las once vacunas de su programa nacional de inmunización, que tiene una cobertura superior al 98% y, naturalmente, es gratuita y universal. En 1962 se realizó la primera campaña de vacunación con la cual se convirtió en el primer país en erradicar la poliomielitis. Otro de sus hitos fue lograr, en 1990, una vacuna propia contra la Hepatitis-B, consiguiendo prácticamente la desaparición de esa enfermedad. Y un dato destacable: la plataforma de investigación médica cubana, compuesta por 32 empresas estatales con más de 10 mil trabajadoras y trabajadores dedicados a la producción de medicinas y vacunas.
En 1959 Cuba contaba con apenas 6 000 médicos y hoy tiene más de 100 000.El énfasis en la medicina preventiva fue clave también para el control del coronavirus. Tras casi seis meses de pandemia, Cuba registra poco más de 4 000 contagios y 102 muertes; uno de los índices de mortalidad más bajos del mundo.
La formación sanitaria de la isla tiene su baluarte universal en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), donde en 20 años se graduaron 7 248 médicos de 45 países, incluidos unos 200 estadounidenses.
La solidaridad internacionalista es el sello principal del modelo cubano. Las brigadas médicas, que se despliegan desde hace seis décadas por todo el mundo, han puesto el cuerpo en todas las catástrofes naturales y epidemias (desde el terremoto en Chile de 1960 hasta el Ébola en África. Para los países pobres y encima bloqueados económicamente por Estados Unidos, la única salida es producir su propia vacuna.
Así es que el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, no tiene por qué preocuparse advirtiendo sobre “nacionalismo por las vacunas”, Cuba sabe lo que hace y el terreno que pisa está abonado con largos años de experiencia en producción de vacunas que le acortan el camino protocolar de la Covid-19. La isla tiene convencimiento total de que su vacuna Soberana, será segura y eficaz para prevenir la COVID-19.



