Bielorrusia frente al espejo de Venezuela.

Por Margarita Pécora B-
El mundo afronta hoy la tragedia común de la pandemia del coronavirus, pero la dinámica de cada nación, determinada por su accionar político, agrega otros conflictos que pueden llegar a ser tan graves como la propia pandemia.
Tal es el caso de la crisis política en Bielorrusia o Belarús, país europeo que perteneciera hasta 1991 a la antigua Unión Soviética, y que es hoy escenario de unas de la jornadas opositoras más masivas de su historia moderna, en contra de la permanencia en el poder del Aleksandr Lukashenko el actual presidente de Bielorrusia, cargo que ocupa desde el 20 de julio de 1994, es decir hace 26 años.
Las elecciones presidenciales fueron celebradas el pasado 9 de agosto y Lukashenko obtuvo el 80,1 % de los votos, venciendo a la candidata presidencial Svetlana Tijanóvskaya. Pero esos resultados no dejaron conformes a los bielorrusos que han realizado protestas violentas con varios heridos, y piquetes para forzar paros laborales. Algunas fuentes hablan incluso de personas desaparecidas.
Un comité coordinador está enviando a la Corte Suprema datos de las votaciones en las circunscripciones con el objetivo de impugnar las elecciones. Y es tal la magnitud de la protesta opositora a la que se enfrentan también seguidores del presidente, que se teme se produzca un baño de sangre. A Lukashenko, se le ha visto en un video en las últimas horas con un fusil en la mano, bajando del helicóptero que este domingo lo trasladó a su residencia de trabajo en Minsk, la capital de Bielorrusia, junto a la cual protestaba la oposición.
Los ánimos están lejos de apaciguarse y hacen cada vez más multitudinarias las manifestaciones contra Lukashenko como la de este domingo en las calles de Minsk donde se calcula desfilaron cerca de 200.000 personas, hasta Plaza de la Independencia, como parte de una serie de multitudinarias protestas, que tuvieron lugar también en otras ciudades bielorrusas.
¿Imaginan el enorme peligro al que se están sometiendo esas miles de personas en un país de 9 millones y medio de habitantes, que ya tiene 642 fallecidos por el Covid-19 y miles de casos activos todavía? A ello hay que sumarle que no es obligatorio el uso de las mascarillas, lo que hace temer por una propagación mayor del Covid-19.
Pero lo que más llama la atención es la gran similitud que existe entre el conflicto de Belarus con el de Venezuela donde los medios occidentales fogonean una crisis de legitimidad que afecta a sus gobiernos.
El reelecto presidente Lukashenko denunció la injerencia de Occidente en los asuntos internos de su país y la intención de provocar con ello un diferendo entre Belarús y Rusia. Además el mandatario de 65 años, ha sido incisivo al afirmar que “Estados Unidos está planeando y dirigiendo todo esto, mientras que los europeos le siguen la corriente” , y sostiene la teoría de que “el objetivo es crear un corredor sanitario frente a Rusia entre el Báltico y el Mar Negro, para lo cual les faltaba Bielorrusia”. Por otro lado algunas fuentes afirman que Polonia Lituania y Letonia están a la vanguardia de boicotear el poder del líder bielorruso.
Algunos esperaban un apoyo más fuerte de Moscú, que es el principal aliado del Gobierno de Lukashenko, pero se ha limitado a reiterar su apoyo al presidente, al descalificar el programa de la líder de la oposición unificada, Svetlana Tijanóvskaya, exiliada en Lituania desde el pasado 11 de agosto.
El canciller ruso Serguei Lavrov comparó los planes desestabilizadores de la oposición en Belarus con los intentos de golpe en Venezuela, y afirmó que “los opositores proponen negociar con las autoridades actuales solo las condiciones de salida del presidente de Bielorrusia. Es similar a lo que ocurre en Venezuela”, señaló Lavrov, “cuando un presidente legítimo es declarado “paria”. También denunció que “la oposición bielorrusa busca un baño de sangre”.
Por lo visto pareciera que el caso de Venezuela se replica en Bielorrusia, de acuerdo al modus operandi de las fuerzas que intentan deslegitimizar al presidente que ganó las elecciones. No duden que se les ocurra nombrar una presidenta paralela, como lo hicieron con Juan Guaidó en Venezuela. De cualquier modo para Lukashenko se viene una larga lucha que ojalá no culmine con un baño de sangre como ya se ha presagiado.



