Entra ella y él apareció una marmota, ese animalito silencioso y dormilón que ayuda a calificar cariñosamente a algún amigo para no utilizar algún insulto. El fue el autor de un proceso de cambio en la Argentina. Fue aquel que le dijo al FMI: “hasta acá llegaron muchachos”, fue el mismo que le puso límites a la ambición del hombre de Banfield, fue ese que ordenó la economía en épocas donde el planeta no entendía porque las economías se desgastaban por las hipotecas norteamericanas.
Le sucedió su esposa y esta gobernó ocho años hasta que por cosas de la vida y de la ambición desmedida de algún compañero volvió la derecha al gobierno. Esa que durante cuatro años dio vuelta el país para el malestar argentino.
Esa derecha que nos inundó de gerentes de multinacionales que atendían de los dos lados del mostrador con clara preferencia al mostrador de su empresa. Esa derecha que hizo de los derechos humanos un recuerdo, del futbol un producto solo para minorías, y del bienestar argentino una utopía. Esa derecha estuvo representada por un domador de reposeras, alguien que batió record en vacaciones presidenciales, alguien que solo le importa su ombligo, alguien solo con talento para dormir y cuyo libro preferido es el suplemento deportivo del Clarín, ese fue presidente.
La cordura volvió a los argentinos y retornó el peronismo en la presencia de Alberto Fernández. No se cumplió el año todavía, hubo y hay errores en su gestión. No es el gran peronista que uno espera, pero comenzó a poner a la Argentina de pie. Dos hechos marcan esta apreciación, el acuerdo favorable con los bonistas privados y el relanzamiento del plan procrear. Como consecuencia de estos dos hechos ya viene la consolidación de la obra pública y a partir de aquí la reactivación y crecimiento muy a pesar del virus y de Macri, el hombre vacacional.
Néstor comenzó un proceso que desvirtuó totalmente a la marmota. Alberto tiene la posibilidad de recomponerlo pero hay alguien que la historia me hizo seguirla, alguien que la alegría me hizo observarla, alguien que los buitres me hicieron apoyarla, alguien que la sociedad rural me hizo admirarla, la oligarquía me hizo respetarla y la mafia judicial salir a defenderla. Sin siquiera nombrarla, vos sabés que hablo de ella.
