
Cada vez que existe un campeonato mundial de fútbol o final importante el comentario en los medios de comunicación es el siguiente: todos somos técnicos o hay 47 millones de sabiondos. En política esto ocurre en forma diaria. Todavía desde 1983 que retornó la democracia no sabemos distinguir que existen tres poderes. Digo esto por la última operación de la derecha que fue el traslado de presos. Pero lo peor es que gracias a la tecnología escuchamos la opinión de nadie hablando de nada en el celular, en la tele o en cualquier aparato cercano.
Ignorantes en la Argentina hay millones, más de lo que uno cree. Ignorante es un mecánico que te habla de la operación a cielo abierto del corazón, o el ama de casa, que jamás vio un partido, que te discute el off-side.
Pero está acá podemos soportar. Lo que ya se hace insostenible es que famosos hablen hasta del sexo de los ángeles. Ignorante es Amalia Granata que hoy es diputada, que analiza la política siendo su curriculum vitae acostarse con un famoso importado y por ello desfilar por los medios. Ignorante es Lizy Tagliani que opina sobre la justicia argentina sin algún estudio que la respalde. Ignorante es Macri que habla de economía y no se olviden el desastre que hizo. Ignorante son todas las modelitos que presentan noticias y opinan solo respaldándose en la libertad de expresión.
Los nombrados forman opinión y se aprovechan de la caja boba para controlar a un pueblo donde un amplio porcentaje sigue creyendo que una cacerola hace una revolución. Todavía hay gente que cree que De La Rúa fue echado por el pueblo y no por un golpe de estado iniciado por la dupla Duhalde-Alfonsín.
Para la opinión pública es más importante la palabra de Mirta Legrand y Susana Giménez que la de un politólogo. Alguna vez alguien le tiene que pedir el título secundario, si lo tiene, a la Legrand. Mirá que tuvo tiempo para estudiar. De la Giménez ni hablemos. Una fortuna hecha a base del esfuerzo corporal sin conocimiento alguno y hoy un referente de la sociedad.
El conocimiento faltó a la cita en la Argentina. Cualquier mediocre jugador de fútbol gana veinte veces más que un científico y si le preguntás sobre el virus te contesta, si yo lo bailaba. No por nada la tele lleva el alias de caja boba. Locutores rubios que gritan, chicas delgadas y blancas y viejas malas actrices son quienes forman opinión. Después pretendemos como todo pueblo mejor educación. La pregunta es ¿para qué? Recomendás un libro y ponen a Tinelli. Te dicen estudiá y te encerrás a jugar a la play. La pandemia algún día terminará, la otra epidemia de la ignorancia creo que es eterna.




