
Vivía en Cuba en la década de los ’80, y reportó para la prensa nacional los casos del virus de dengue hemorrágico que deliberadamente introdujo Estados Unidos en la Isla en 1981. Sobre ese crimen, así calificado en la Demanda presentada por el gobierno cubano contra el de EE.UU. por los daños ocasionados con esta agresión bioterrorista, habló para Comunas la periodista cubana Margarita Pécora.
“En los últimos días han surgido acusaciones cruzadas con relación a la responsabilidad de China, o la de Estados Unidos en la introducción del Covid-19, y no sé de qué lado pesan más las sospechas, si del lado chino donde está la ciudad de Wuhan por donde empezó la tragedia que luego se diseminó por el mundo; o si fueron los norteamericanos que ya tienen varias pruebas en su contra, y que se les suman al abultado expediente de bioterrorismo que ya tienen abierto a nivel mundial” -señala Margarita en su análisis-.
“En lo que respecta a Cuba, -asevera-, sí que hay pruebas en documentos recientemente desclasificados de que fueron los Estados Unidos, los que introdujeron deliberadamente en Cuba en 1981 la epidemia del dengue hemorrágico, catalogada como un crimen más que se añade al cerco económico, contra el pueblo de la Isla ubicada a penas 90 millas de distancia, pero que no han podido doblegar. Y eso es lo que los hace revolcarse de impotencia…”
“Y esa epidemia de dengue hemorrágico, aparece registrada en la Demanda del pueblo de Cuba al gobierno de Estados Unidos, por daños humanos. En la página 27 de la referida demanda”, -precisa la colega-, se consigna que “en mayo de 1981 se comenzaron a reportar en el municipio de Boyeros en la Capital cubana, casos de enfermos con síndrome febril, dolores retro orbitarios (es decir detrás de los ojos), dolores abdominales y musculares, rash cutáneo, además dolores de cabeza acompañados de múltiples hemorragias con diferentes niveles de gravedad”.
“En el referido expediente de denuncia, se afirma que hay evidencias irrefutables, y citan entre ellas, que especialistas norteamericanos en guerra biológica, habían sido los únicos en obtener una variedad de mosquitos Aedes Aegypti sensiblemente asociada a la trasmisión del virus 2 y que esto lo informó el coronel Phillip Rusell en el XIV Congreso internacional del Océano Pacífico en 1979, es decir dos años antes de que se desatara la brutal epidemia en Cuba”.
“A esto se suma que el científico norteamericano Charles Henry Calisher, en una visita a Cuba, se interesó y obtuvo información sobre la existencia de anticuerpos al dengue en la población cubana, y la no existencia en la misma, por lo menos en 45 años de anticuerpos al virus 2”.
“Luego en un juicio celebrado en 1984 en Estados Unidos contra Eduardo Arocena, cabecilla de la organización terrorista Omega 7, éste confesó paladinamente haber introducido gérmenes en Cuba, y hasta reconoció que la fiebre del dengue hemorrágico fue introducida en la Isla a través de grupos afines de origen cubano radicados en Estados Unidos”.
“Si a esto se le añade que el Ejército norteamericano había informado de la existencia de una vacuna que incluía protección contra el Dengue 2, que fue la aplicada a la población de la Base Naval de Guantánamo, por lo que allí no se registró ni un solo caso de dengue hemorrágico, estamos entonces en presencia de pruebas más que contundentes del uso de armas biológicas contra Cuba” -evalúa Margarita-.
“En resumen, ya que hay una montaña de evidencias, antecedentes y hechos que prueban la acción bioterrorista de Estados Unidos, baste citar que en pocas semanas, la epidemia de dengue hemorrágico en la isla antillana donde no había existido jamás, alcanzó la cifra sin precedentes de 344 mil 203 personas afectadas, alrededor de 24 mil de ellas sufrieron hemorragias, y lo más lamentable de todo, es que 158 fallecieron, entre ellas 101 niños y niñas”.
“Todo el país y sus recursos, -recuerda-, fueron puestos en función de la lucha contra la epidemia en ciudades y poblados tratando de eliminar el vector que es el mosquito Aedes Aegypti, hasta que se pudo comprar finalmente un larvicida que lo puso a raya. Decenas de escuelas de alumnos becarios fueron convertidas en hospitales a fin de aislar sin excepción a cada uno de los nuevos enfermos mientras se equipaban salas de terapia intensiva en todos los hospitales, sobre todo pediátricos del país”.
“De modo que el dengue hemorrágico dejó en la década de los ‘80, una secuela de muertes en la población cubana y todo por culpa de las acciones agresivas del gobierno de Estados Unidos que no descansa en aplicar su política criminal contra el pueblo cubano para destruir el modelo de inclusión social que aún defienden con uñas y dientes” -concluye en su comentario la periodista cubana-.



