
Por lo general cuando hablamos de reducción poblacional, mencionamos el fracasado proyecto de Maltus. De todas maneras, quienes manejan los hilos del mundo siempre tienen presente a este economista inglés. Otros también mencionan a Darwin. Alguien que estuvo en la Argentina en el siglo 19, que era fanático de Maltus y que entendía que solo los fuertes debían vivir.
Darwin hablaba de razas superiores y razas inferiores y es bendecido por la reina Isabel, la llamada reina virgen, la que dio nombre a dos estados norteamericanos: Virginia del norte y del sur. La misma que impulsó el calvinismo en Inglaterra y que hizo de su reinado la primer potencia en su época. La misma que autorizó a matar católicos los domingos, quemados frente a una iglesia durante dos años. La misma que autorizó la cacería de negros y que impuso como industria la venta de esclavos. Acá este el origen ideológico de los amos del planeta. Maltus, Darwin, la reina Isabel, la previa al nazismo.
Con este pensamiento no debe extrañar el bioterrorismo. Hoy se discute si el virus fue diseñado o es natural. Queda poco resto para la discusión ya que Estados Unidos y la OTAN acusan a China y ésta a Estados Unidos. Científicos importantes hablan de la posibilidad de que se le escapara el virus a un laboratorio chino o sea el murciélago queda cada vez más lejos.
Uno entendería que hay gente que desconfíe, que no crea que haya humanos tan perversos capaces de hacer tanto mal, si fuera esta pandemia la primera inventada por el ser humano. El bioterrorismo no es nuevo y a las pruebas me remito.
Los colonos yanquis en Estados Unidos repartían frazadas infectadas de viruela y se las regalaban a los pueblos originarios. La muerte era silenciosa.
Estados Unidos, ya dijimos, que infectó de sífilis a Guatemala entre 1946 y 1948 con un saldo de 1500 muertos. A Cuba se le inoculó la fiebre porcina y el dengue hemorrágico en las décadas del 60, 70 y 80. JFK aprobó la operación mangosta en 1962 para dañar las cosechas en Cuba. Y ordenó atacar con armas químicas en Vietnam. En el 2002 el SARS afectó a China, Hong Kong y en el 2003 el Mers afectó a Arabia. En el 2009-10 apareció el virus de la gripe A. En el 2013 el ébola en Guinea, Liberia, Sierra Leona, Zaire, Uganda y Congo. En todos los casos no hubo certeza, pero la sospecha del virus diseñado nunca cesó.
Alcira Argumedo habla de reuniones de líderes empresariales y políticos para hablar del coronavirus dos meses antes de que se produjera. La doctora Brandolino, políticamente enfrentada a Argumedo, coincide con ella. Cristina Martín Jiménez y Daniel Estulin investigadores europeos sobre las grandes familias coinciden con Argumedo y Brandolino. Ninguno de ellos aparece en los grandes diarios. Todos ellos hablan con el mismo discurso que Jorge Rachid, Stella Calloni y Noam Chomsky. En una palabra, usted da más validez a un Wiñazky, a Canal 26 o el locutor de Telefe que a gente renombrada por su trabajo histórico en el mismo tema. Señores, no sabemos quién fue pero si sabemos para qué. Menos gente y la que queda que sea más pobre, ¿o no se da cuenta?




