SI YO FUERA ROTHSCHILD

En 1974 el presidente Perón declaró que el si el planeta no llegaba a una distribución equitativa de la riqueza habría que tirar “una bomba atómica” para reducir la población. Naturalmente la declaración era una ironía pero visibilizaba el tema de la superpoblación. Las logias de mega empresarios tienen como tema principal en sus reuniones anuales la reducción poblacional.
Este virus es una respuesta a las inquietudes de las corporaciones. La fundamentación es que la pandemia no conviene a ningún país y tanto las acusaciones de un imperio a otro y viceversa resultan meras operaciones políticas. Pero para no discutir si es de diseño natural, si fue China o Estados Unidos hablemos de algo más terrenal.
La Argentina impondrá un impuesto a la riqueza. Todavía no hay datos confirmados pero saldrá por ley y provocará el enojo empresarial. Entonces, hablemos de los ricos del país. Los tres primeros son Paolo Rocca, Pedro Bulgheroni y Gregorio Pérez Companc. Rocca dueño de 9 mil millones de dólares, Bulgheroni 6200 y Companc 3000. ¿Cuánto se podría hacer con el uno por ciento de cada uno, no?. Pero vamos por más y buceamos en el planeta cuales son las fortunas más grandes.
La revista Forbes nos informa de los ricos del mundo. Allí figura el dueño de Wall Mart, Bill Gates, Slim, Soros entre otros. Bueno pongamos en valor a estos muchachos y el conjunto de los diez ranqueados por Forbes serían el 3 por ciento de la fortuna de la Casa Rothschild.
Las tres fortunas más grandes del universo son en este orden, la mencionada casa, Rockefeller y Morgan. A mediados del siglo 20 se sabía que los Rothschild poseían las tres cuartas partes de las riquezas del planeta. Hoy solo no tienen negocios en Bolivia, Irán Corea del Norte, Siria y Cuba.
Esta familia pisó tierra americana en 1760 desde Alemania. Participaron de un sinnúmero de guerras como proveedores. Desde Waterloo hasta Vietnam pasando por las guerras mundiales y las civiles del siglo 20. Su último cliente: Siria, vendiendo armas, como siempre, a los dos bandos.
En el 2003 The Rothschild group hizo fusionar, bajo la dirección del barón Rene de Rothschild numerosas empresas francesas e inglesas. En la actualidad el holding francés Paris Orleans posee el cien por ciento de las acciones. Este es controlado por Rothschild Concordia SAS. Al mismo tiempo Paris Orleans cotiza en Euronext que es la empresa emblemática del grupo algo así como Sideco para los Macri. Rothschild y Cía banque controla la banca francesa y Europa continental, Rothschild Continuation Holding se fusiona y controla la alimentación y la agroindustria en Asia Oriental.
La mayoría de los bancos centrales del tercer mundo son propiedad de esta familia, originariamente judeo alemana. Sin ir más lejos, financiaron la llamada Primavera Arabe y se quedaron con los bancos de Egipto, Libia y Túnez.
De Rockefeller también podemos mencionar sus riquezas. Su patrimonio es ocho veces menor a los Rothschild pero esta familia, de origen alemana, es la promotora de las corporaciones supranacionales. Bilderberg, el club de los 300, la Comisión Trilateral, la CFR, entre otras. Realmente pensemos que con una parte muy pequeña de estas fortunas resolvemos el problema del hambre, el virus y hacemos un paraíso de la Tierra. Pero el egoísmo puede más.
En Argentina ocurre lo mismo. Miserables como Rocca a pesar de sus 9000 millones de dólares, perversos como Magneto o Macri con sus 600 millones verdes, ingratos como Bulgheroni, Born, Companc, Soldati y demás con sus enormes fortunas solucionan la pobreza de todo el país. Y no hace falta que donen ni regalen. Simplemente la solución pasa por que alguna vez en su vida sean personas. Eso equivale a no maltratar a sus trabajadores, a no despedirlos y a no estafar a su principal cliente, la Argentina. Estas fortunas han cartelizado los negocios desde la década del 50 a la fecha. Se han aburrido de contar billetes, encender sus puros con cien dólares y someter trabajadores. Hoy tienen la oportunidad de pasar a la historia. Hoy pueden ser valorados como San Martín y Belgrano pero el egoísmo y la avaricia los va a superar. Y solo seguirán siendo gente de plata, miserables pero gente de plata al fin.
A estos obscenos millonarios sólo les preocupa su miserabilidad. No entienden que si el país quiebra no tendrán alternativa que solo hacer negocios en el primer mundo, donde se los controla más y no tienen tanto espacio para sus perversiones. El impuesto saldrá pero la Corte Suprema, la causa amarilla y los alcahuetes que juegan a ser periodistas harán lo imposible para impedir que los ganadores de siempre `pongan la mano en el bolsillo. Claro que todo cambiaría si yo fuera Rotrhschild.




