
Cuántas veces hemos visto películas, series y documentales donde se observaba del hundimiento del Titanic, ocurrido en 1912. Cuántas veces nos hemos preguntado ¿que hacía la orquesta sonando sus instrumentos mientras el pasaje volaba en busca del bote salvador?¿Cuántas? Bien, hoy el periodismo berreta, amarillo, ensobrado forma fila, reemplaza el violín por un celular, un micrófono o una cámara y toca la música que desea escuchar la oligarquía.
Estos disfrazados de republicanos sonríen, engordan y dan clases de moral cuando escuchan al gordito Viale hablar de la corrupción de Arroyo por un paquete de fideos, a Lanata hacer editoriales sobre la yegua que se robó todo y a María Odonell cuando calla por los barbijos de oro de Rodriguez Larreta.
Claro, no es lo mismo ver al dúo de los Leuco criticar al Papa mientras la pandemia avanza a paso redoblado que al gato Silvestre informando sobre la inacción judicial sobre los integrantes del equipo amarillo, el pero equipo del último siglo.
Los muertos siguen haciendo fila frente a la pandemia y el pequeño Viale se detiene en el precio de los fideos. Su moral indica que debe ser objetivo y transparente, pero para un solo lado, cuando se lleva por delante los barbijos de 3000 pesos que vende su mecenas Larreta, la moral que lo contiene pega la vuelta a la derecha y sigue su camino.
Lanata siempre habla de acuerdo a su patrocinante Magnetto. Es tan así, que ya el gordo lee lo que le escribe el dueño de Clarín. Pero nada lo detiene frente a la corrupción cristinista. Revuelve archivos siguiendo la ruta de la mentira para descalificar a la vicepresidenta. Los muertos siguen sumando por el virus y el habla de la chorra, de la yegua, de la peor de todas, de esa que gana cada elección donde se presenta, de esa que extraña, de esa que admira y no lo puede decir y se conforma con insultarla. Luis Brandoni, hoy el vocero de la tercera edad resentida, trata de imitar a los gordos. No los gordos de la CGT, no. Brandoni copia a Viale y a Lanata.
Estos son gordos por que no digieren bien la información y se comen un sapo cada día. Tratan de sonreír cuando descalifican al peronismo pero saben que mienten, saben que el peronismo conduce al pueblo hacia el triunfo y solo pueden insultar y juntarse con el resto de la orquesta para hacer sonar sus micrófonos mientras el mundo busca los botes salvadores.
El peronismo esta encolumnado, unido y fortificado detrás de la figura de Alberto Fernández. Hoy Cristina no aparece, pero trabaja en las sombras. Un pueblo la sigue amando y respetando. El periodismo berreta imita a la orquesta del Titanic tocando cualquier canción mientras Lanata en off dice “sonríe, la oligarquía te ama”.




